Si no das la impresión de que te persiguen, nadie te perseguirá

Esto es lo que escribía G.K. Chesterton en su obra El hombre que fue Jueves. Este libro, que trata sobre sociedades secretas y conspiraciones, no tiene nada que ver -afortunadamente- con mi proceder cotidiano, como bien sabe todo aquel que me conoce. Pero sí hay algo en común que me gustaría resaltar. En una escena el principal héroe-villano de la obra se reúne con sus secuaces, en una terraza expuesta a la mirada del público, a discutir a grito pelado sus próximas fechorías. Esto, que podría parecer descabellado y extravagante, lo justifica el conspirador diciendo que es cuando te escondes cuando levantas sospechas, y cuando estás realmente en peligro. Cuando estás expuesto estás más protegido.

Yo no me considero un conspirador. Soy un simple investigador, escritor y librero. Pero soy plenamente consciente de que a determinados intereses ni les gustan ni les convienen mis investigaciones.

Nunca he sentido una amenaza latente o concreta en mi nuca. Pero sí que he tenido que capear obstáculos de instituciones que tal vez pretendan obstaculizar mis trabajos. En muchas ocasiones este obstruccionismo consiste en que me niegan el acceso a determinados documentos, o a períodos temporales (como ha sucedido recientemente en Génova). A veces vienen con el cuento de "dame tus datos y ya te llamaremos". O bien me "torean" hasta que me canse (un individuo, director de una importante institución, me dijo una vez: "hay cosas que tal vez nunca se lleguen a saber", después de dar largas durante un año a una importante prueba científica ya concertada). Todo esto va mucho más del "numerus clausus" de determinados archivos o instituciones.

En varias ocasiones me han pedido ir con prudencia. Una persona (un italiano) me dijo una vez que "me estaba metiendo en la boca del lobo". Otra, un profesor universitario -masón para más inri-, me aseguró que sabía que buena parte del temario que enseña es erróneo o falso, pero lo debía hacer porque es lo que "entra en el programa"; y me aconsejó prudencia, pues tal vez a algunos "intereses poderosos" no les gustaría que socavara las bases de aquello que es "ortodoxo" (sabiduría convencional).

Podría dar muchísimos más ejemplos, que se acumulan en la ya larga trayectoria de mi carrera. Sé que determinadas personas están haciendo un seguimiento muy estrecho de mis investigaciones. Como se suele decir, "siento su aliento en mi nuca". Pero aparte del consabido obstruccionismo, y de los bienintencionados consejos para que vigile mis espaldas, nunca me he sentido especialmente amenazado. Una manera de preservar -mejor- la integridad es, como aconseja G.K. Chesterton, la "exposición" al público. Y eso es lo que hago cuando envío mensajes a una amplia red de contactos. Si éste es tu caso, éste es el motivo principal de mi insistencia (por no llamarla "impertinencia"). Pero no es el único.

Un segundo motivo, tan o más importante que el primero, es mi convencimiento de que trabajar "en red" es más útil y productivo que hacerlo aisladamente. Si recibes este mensaje es porque formas parte de mi lista de contactos. Y te aseguro que una buena parte de mis investigaciones han seguido pistas que uno u otro colaborador de mi lista de contactos ha tenido a bien brindarme. En definitiva, es posible que el éxito de una investigación sea atribuible a una colaboración ajena. Esta ayuda desinteresada me facilita mucho las cosas. Y nunca sé de dónde puede venir. Tal vez seas tú el/la próxim@ que aportes algo especialmente relevante. Por ello me dirijo a ti. Sin mi red de contactos los éxitos conseguidos hasta ahora serían apreciablemente menores. Estos éxitos son atribuibles a todos (al "equipo en red", aunque éste no esté formalmente establecido), no a mí en particular.

Por otro lado, como he dicho más arriba, considero que no tendría sentido todo este esfuerzo si quedara confinado en las paredes de tinta y papel de un libro. De ahí la importancia de mi página web (mi blog personal), un espacio de participación y de exposición de los hallazgos que he ido recopilando a lo largo del tiempo.

Quisiera agradecer la paciencia de todos aquell@s que reciben mis mensajes. Si los envío -como he dicho más arriba- es porque el feed back con vosotr@s ha sido muy enriquecedor. Y vuestra generosa colaboración ha sido decisiva en mis investigaciones.

 

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