Ponencia en el IX Congreso Internacional de la América Hispánica
Mi ponencia tuvo lugar el día 4 de Diciembre del 2024, a las 18:30 horas (hora de Barcelona).
He aquí el contenido de la ponencia entera, de la que realicé un resumen-extracto de 20 minutos.
Agradezco la colaboración de Andreu Marfull Pujades, y de Mijaíl Obando, de la organización.
IX Congreso Internacional de Historia de la América Hispánica (siglos XVI al XIX)
Universidad de los Andes, Chile
Título de la conferencia:
PRESENTACIÓN DEL LIBRO “COLÓN: SU VERDADERA IDENTIDAD AL DESCUBIERTO”, DE JOSÉ LUIS ESPEJO
Autores:
José Luis Espejo Pérez[1]
Andreu Marfull Pujadas[2]
Resumen
En esta ponencia se muestra el proceso de investigación relativo a la identidad del descubridor de América, realizado a lo largo de décadas de estudio, y los principales resultados obtenidos. El trabajo se ha presentado en el libro Colón: Su verdadera identidad al descubierto, publicado por Editorial Base en 2024. Su interés es múltiple. Más allá de aportar nuevo material y razones para seguir explorando la figura de Cristóbal Colón, a partir de la tesis abierta por el investigador Francesc Albardaner en 1991, y continuada por Francisco José Morales Roca en 1999, que identifica a un tal Joan Cristòfor Colom La Cavalleria en Girona (España) en 1451 (estando éste vinculado a familia cercana al descubridor, así como a su entorno), este libro pone de manifiesto razones que apuntan a la ocultación de sus orígenes, al tratarse de un hijo de un canónigo (Francesc Colom i Bertran) y de una conversa judía (Maria de La Cavalleria). A su vez, en el libro se trata la discusión abierta hará un siglo, en la que se contrastan las contradicciones entre la versión genovesa tradicional y otras paralelas, que se desprenden de la información considerada verídica de su biografía. Esta tesis continúa en construcción hasta su total esclarecimiento y, con la información aquí aportada, se avanza en esta dirección. Por último, su interés recae en ahondar en el propio proceso de investigación y sus vaivenes entre la elaboración de hipótesis y su estudio, que todo proceso de contrastación científica debe seguir para aportar conocimiento y claridad, y asimismo prudencia y rigor, en sus conclusiones. Con esta triple intención, se presenta un trabajo que espera llamar la atención del cuerpo de investigadores interesados en este episodio de la historia, así como de la historiografía en general.
1. Antecedentes
En la contraportada de esta obra afirmo: “Colón es tal vez el mayor enigma histórico de la Edad Moderna”. Dos países (España e Italia) se lo disputan, pues no existe consenso sobre su verdadera identidad (de ahí el título de la obra). Al contrario de lo que establece la doctrina dominante en los países de habla hispana y en Italia, buena parte de los investigadores y estudiosos ponen en duda la versión oficial, del Città di Genova (del año 1931), según la cual Cristóbal Colón sería hijo de Domenico Colombo y de Susanna Fontanarossa, a partir de unas meras coincidencias circunstanciales, propiciadas por el hecho de que el apellido Colombo es muy común en el Norte de Italia.
Entre los autores que ponen en duda dicha atribución caben destacar los siguientes (véase la bibliografía, abajo): Wilhelm Treue, en su obra La conquista de la Tierra (página 220), Manuel Serrano y Sanz, en Los amigos y protectores aragoneses de Cristóbal Colón (página 237), Salvador de Madariaga, en Vida del Muy Magnífico Don Cristóbal Colón (página 41), o Vicente Blasco Ibáñez, en En busca del Gran Kan (página 373); a los que hemos de añadir la referencia Christopher Columbus de la Enciclopedia Británica, en su edición de 1971.
En esta obra realizo un estudio exhaustivo de los principales argumentos que esgrimen a su favor los llamados “genovesistas”, que cotejo con los datos que nos aportan los escritos del Almirante, así como los principales cronistas coetáneos (entre los cuales cabe mencionar a su propio hijo, Fernando Colón, así como a Bartolomé de las Casas, Andrés Bernáldez, Gonzalo Fernández de Oviedo, etc.). Si a ello le añadimos la documentación existente en la Corte de Castilla, o la obtenida en otras fuentes documentales, comprobaremos que el perfil del “Colombo genovés” no coincide con la vida ni con las realizaciones del Colón histórico, tal como establecen los autores críticos arriba citados, o sus propios coetáneos.
Sin embargo, la “tesis genovesista” se ha mantenido incólume en sus reductos doctrinales, puesto que no existía una alternativa con la cual ser comparada. Con los recientes hallazgos de los investigadores Francesc Albardaner, y Francisco José Morales Roca (los cuales tuvieron lugar en la década de los noventa), a resultas de su respectiva investigación en archivos catalanes y en el Archivo Secreto del Vaticano, dicha alternativa sí existe en estos momentos, y es factible cotejar la tesis del Colombo genovés con la del Colom catalán (Joan Cristòfor Colom).
El análisis comparativo aporta pruebas contundentes a favor de este último, el cual encaja perfectamente con el “perfil” del Colón histórico: al haber realizado estudios eclesiásticos, dominaba el latín y las Sagradas Escrituras; al ser descendiente de judíos, conocería la escritura y el calendario hebreos; al ser familiar de marinos de alta posición (entre los cuales se contarían al menos cuatro almirantes o vicealmirantes), habría tenido un contacto temprano con el mar, así como con las cortes de Portugal, Castilla, Francia o Inglaterra; su familia tenía relaciones de parentesco o de amistad con personajes muy afines a Colón, como Pere Margarit Bertran (Pedro Margarite), Lluís de Santàngel o Miquel Ballester; Colón empleaba el catalán en su variante dialectal oriental, lo cual es ostensible en sus escritos.
2. Objetivos
En esta investigación me he propuesto desentrañar los verdaderos antecedentes y la verdadera identidad del Cristóbal Colón histórico, con total respeto por la teoría “genovesista” dominante en España e Italia, pero con mente abierta hacia la nueva información que nos llega de los archivos catalanes. Esta última perfila una alternativa a la “visión dominante” que es compatible con el perfil del “Colón histórico”, tal como éste es expuesto en sus propios escritos, y en los de sus contemporáneos.
3. Proceso de investigación
Éste ha tenido lugar durante casi veinte años, en los cuales he ido recopilando las principales obras de referencia (Città di Genova, Harrisse, La Roncière, Navarrete, Consuelo Varela, Ulloa, Madariaga, etc.), las crónicas de los cronistas coetáneos, así como relevantes acopios documentales (por ejemplo, Zurita). He visitado decenas de archivos y bibliotecas, en distintos países (España, Italia, Francia), entre los cuales cabe citar el Archivo de Estado de Génova, la Biblioteca Universitaria de Génova, la Biblioteca Universitaria de Pavía, el Archivo de Estado de Milán, los archivos de Como y Albenga, etc. O las Bibliotecas de Perpiñán, Aix en Provence y Rennes, en Francia. Me he puesto en contacto con personas expertas, entre las cuales cabe citar a Andreu Marfull y a Manel Capdevila, que me han facilitado una documentación básica para el despliegue de la investigación, etc. Pero ha sido el acceso a los descubrimientos de Francesc Albardaner y de Francisco José Morales Roca los factores determinantes para el éxito de mis investigaciones.
4. Resultados
Expongo seguidamente una selección de los principales resultados de dicho proceso investigador. Advierto sin embargo que no son todos los que he podido obtener. Hay mucho material que me he dejado en el tintero, pues es imposible incluirlo en esta breve ponencia:
1. Ha sido hallada documentación, por parte del historiador Francesc Albadaner, acerca de un muchacho llamado Joan Cristòfor Colom, tonsurado como eclesiástico en Girona en 1451, que podría ser el Cristóbal Colón histórico. Otro documento, de 1455, alude a su “dispensa” para ejercer como eclesiástico (fruto del concubinato de su padre, canónigo, con una mujer “serva”, o “soluta”. Nota: en el texto aparece “sua”).
Morales Roca (1999, Tomo I, página 156) revela el nombre de Cristóbal Colón en su apunte sobre Francisco Juan de Colom y de Bertran (Espejo, 2024, página 31):
Canónigo de Barcelona. Arcediano del Vallés (1460-1472) [...]. Tuvo relaciones con María de la Cavallería, sobrina de Antonio de la Cavallería, presbítero de Gerona, y de Bernardo de la Cavallería, Abad de Sant Pere de Galligans, de quien tuvo un hijo bastardo, Juan Cristóbal de Colom, donzell de Barcelona, doméstico del Rey Don Pedro IV de Portugal, Condestable de Portugal y Gran Maestre de la Orden de Avís, durante su gobierno intruso, habiendo prestado servicios como corsario al Rey Don Renato I de Anjou. Igualmente durante su gobierno intruso.
En sus apuntes Francisco José Morales Roca aporta datos concretos que relacionan a este Juan Cristóbal Colón con el Cristóbal Colón histórico, como sus fechas de nacimiento y muerte (1436 y 1506, respectivamente) y su servicio a René de Anjou. En una línea aparte (posteriormente tachada) escribe “Descubridor de América”. El citado investigador negó en público la menor conexión entre dicho personaje y el Colón histórico.
Figura 1. Apuntes de Francisco José Morales Roca sobre el apellido Colom (año 2021). Fuente: Andreu Marfull.
Fernando Colón, en su Historia del Almirante (capítulo I), parece apuntar de forma encriptada el verdadero nombre de su padre: Juan Cristóbal Colón (Espejo, 2024, página 126):
Al común apellido o sobrenombre de sus mayores, diremos que verdaderamente fue Colombo, o Palomo, en cuanto trajo la gracia del Espíritu Santo a aquel Nuevo Mundo que él descubrió, mostrando según que en bautismo de San Juan Bautista el Espíritu Santo en figura de paloma mostró que era el hijo amado de Dios, que allí no se conocía [...] y luego, si queremos reducir su nombre a la pronunciación latina, que es Christophorus Colonus, diremos que así como se dice que San Cristóbal tuvo aquel nombre porque pasaba a Cristo por la profundidad de las aguas con tanto peligro, por lo cual fue llamado Cristóbal, y así como llevaba y traía a las gentes, las cuales otra persona no fuera bastante para pasarlos, así el Almirante, que fue Cristóbal Colón, pidiendo a Cristo su ayuda [...] pasó él y sus ministros, para que fueran aquéllas gentes indianas colonos y moradores de la Iglesia triunfante de los cielos.
Juan Bautista, Cristóbal y Colonus. Si agregamos los dos nombres y el apellido, obtendremos la verdadera identidad del Almirante: Joan Cristòfor Colom.
Fernando Colón, en su Historia del Almirante (capítulo I) revela asimismo el escudo de armas de sus antepasados: “Y porque sobre las aguas del Océano también llevó [Colón] como la paloma de Noé, oliva [...]”.
Una paloma volando sobre el mar con la rama de olivo en su pico es el escudo de los Colom de Mallorca y de Cataluña (Espejo, 2024, página 68). Pero asimismo la encontramos en el escudo de los Casanova de Gravedona (Lombardía, Italia).
Figura 2. Fuentes: a) Augusto Cuartas, 1987. b) Escudo de los Casanova de Gravedona (lago de Como). Spreti: Enciclopedia Storico-Nobiliare Italiana. c) García Carraffa, A y A. d) Fernando Colón: Historia del Almirante.
Existe una evidencia clara de la identidad Cristóbal Colón-Joan Cristòfor Colom: la tonsura de este último el 19 de junio del año 1451, según vemos en un apunte guardado en el Museu Diocesà de Girona (Espejo, 2024, página 526):
También en dicho día 19 de junio del año mencionado, el Reverendo en Cristo Padre Señor Bernat, obispo de Girona, en el cuarto del paramento mayor de su palacio episcopal, personalmente constituido, tonsuró un escolar, escrito debajo:
Joan Colom, oriundo de la diócesis de Girona [literalmente, tachado, Civitate G.], con dispensa por su defecto de nacimiento que sufre en razón de haber sido engendrado de presbítero y sierva [según otra interpretación, ‘soluta’, pues aparece ‘sua’].
Son testigos: Honorable Joan Margarit, caballero domiciliado en la parroquia de Sant Gregori y el discreto Antoni Cavallaria, presbítero, y Gaspar Rovirola, escribano, habitantes de Girona.
Figura 3. Fuente: Museu Diocesà de Girona. Francesc Albardaner lo publicó en la revista Presència (Girona, 23-29 de junio de 1991).
2. El verdadero apellido de Cristóbal Colón no era Colombo, sino Colón. Y ello por una razón plausible: la castellanización de Colombo es Colombo; la de Colom es Colón (Espejo, 2024, página 123):
Según Caius Parellada en Castilla es normal convertir las ‘m’ en ‘n’. Así el Joaquim catalán pasa a ser Joaquín, el Adam catalán es Adán, el Guillem catalán es Guillén, etc. Del mismo modo sucedería con Colom, que pasa a ser Colón. Ello no obstante, y reconociendo que existe una ley fonética que transforma las ‘m’ catalanas en ‘n’ castellanas, no se puede decir lo mismo de Colombo: en castellano, Colombo sería igualmente Colombo, y si se hubiera traducido, adoptaría la expresión ‘Palomo’. En definitiva, tanto Colón como Colomo tienen lógica si derivan del catalán Colom, pero no si provienen del italiano Colombo. Así pues, el apellido original de Colón sería Colom (que daría lugar a la castellanización ‘Colomo’, y posteriormente a ‘Colón’).
En la Corte castellana a Colón se lo llamó indistintamente Colomo, Colom y Colón. Existen numerosos documentos que atestiguan que su apellido real era Colom. He aquí unos cuantos:
Figura 4. Izquierda, Codice Diplomatico Colombo-Americano. Nótese “Don Cristoval Colom”. Derecha, escudo de Colón según Oviedo. Nótese “Colom”.
Existen al menos tres cartas de los Reyes Isabel y Fernando en las cuales se menciona a Colón en la variante Colom (Espejo, 2024, página 125):
Pero es en tres cartas reales donde resulta más evidente que el apellido familiar de Colón era realmente Colom. Las encontraremos en el Codice Diplomatico Colombo-Americano. En la primera (documento XXXI, página 206), datada el 30 de marzo de 1493 (es decir, cuando Colón estaba de camino hacia Barcelona, para reunirse con los reyes, tras la finalización de su primer viaje a las Indias), los soberanos lo llaman ‘Don Cristoval Colom, nuestro Almirante del mar oceano’. En otra carta, del 24 de mayo de 1493 (documento XXXVI, página 220) leemos: ‘A vos Don Cristoval Colom nuestro Almirante de las nuestras yslas e tierra firma’. Y en una última carta, del 14 de abril de 1494 (documento XXXIV, página 210) los reyes dicen: ‘Don Cristoval Colom nuestro Almirante del mar oceano y nuestro Viso Rey y governador de las yslas [...]’.
Es en su carta al escribano de ración, Luis de Santángel, donde está expuesto con más claridad su verdadero apellido. De forma extraña, Consuelo Varela (1982, página 146) no incluye en la citada carta a Santángel el colofón final, que reza: “Esta Carta enbio Colom al escriuano de racion [...]”. Aquí, como vemos, Colón aparece en su forma catalana: Colom.
Figura 5. Fuente: Fundación Lenox, New York Public Library.
3. Las locuciones y giros verbales de Colón demuestran que su lengua materna era el catalán (en su variante dialectal oriental). Muchas de sus expresiones son típicamente catalanas, como por ejemplo “a todos arreo” (a tot arreu en catalán), con el significado “en todas partes”, que escribe en el Memorial para los Reyes Católicos de 1494; o el “todo de golpe” (tot de cop en catalán), que significa “de repente”, en la relación del Tercer Viaje.
Nótense asimismo las expresiones “Yo no curaba de ir a tierra” (primer viaje, 14 de octubre), que en catalán significa “no me preocupaba por ir a tierra”; “me anombraron” (primer viaje, 14 de octubre), equivalente al catalán anomenar (nombrar); “yo de mañana” (15 de octubre), equivalente al catalán de matí (por la mañana); “al medio de la isla” (15 de octubre), equivalente al catalán al mig (en medio); “yo no curo” (15 de octubre), equivalente al catalán tenir cura, que significa “tener cuidado”; “a donde yo estaba posado” (24 de octubre), equivalente al catalán estar posat, que significa “estar colocado”; “en este río podían los navíos voltejar” (29 de octubre), equivalente a voltejar, “dar la vuelta” (en catalán son comunes los verbos acabados en jar: marejar, “marear”, tafanejar, “chafardear”, etc.); “en todos tres navíos” (29 de noviembre), equivalente al catalán en tots tres vaixells (en los tres barcos), etc. El Almirante usa continuamente términos como temporejar, voltejar (ya hemos visto que en catalán los verbos acabados en jar son numerosos), o acostar (acercarse) [Espejo, 2024, página 209 y siguientes].
Otra evidencia de su uso del catalán es el empleo abundante de la cedilla (la “ç”), letra muy común en esta lengua, así como del apóstrofe: “Yo debo de ser juzgado como capitán que fue d’España [...]”. Carta a Juana de La Torre. (Consuelo Varela, 1982, página 249). O bien: “Y ove d’El [de Nuestro Señor] para ello espirito de inteligencia”. Carta a los Reyes, prefacio a su Libro de las Profecías, del año 1501 (Consuelo Varela, ibid., página 252). O: “Se les podrían pagar en esclavos d’estos caníbales”. Memorial a Antonio de Torres, de 30 de enero de 1494 (Consuelo Varela, ibid., página 154) [Espejo, 2024, página 208].
En la carta a Santángel, del año 1493, tenemos un ejemplo claro de que Colón empleaba el idioma catalán: su barbarismo “calavera” (queriendo decir “carabela”; es así como lo transcribe Consuelo Varela en su recopilación de textos colombinos). “Calavera” es la forma en la que se expresaba en catalán el bajel que en castellano recibía el nombre de “carabela” (esta información me la dio el investigador Manuel Capdevila):
Figura 6. Fuente: Fundación Lenox, New York Public Library.
El ejemplo más palmario de la catalanidad de Colón es el apunte de Fernando Colón de la citada carta de su padre al escribano de ración, Luis de Santángel: “En el manuscrito con índice 4743, en la página 369 del Abecedarium B de la Biblioteca Colombina, encontramos la siguiente anotación: ‘Letra enviada al escriva de racio [sic.], a 1493, en catalan, 4743’. La carta en sí ha desaparecido. Sólo nos queda dicha anotación de mano de Fernando Colón” (Espejo, 2024, página 396). Nótese que “escrivà de ració” (escribano de ración) está escrito en catalán, lo que refrenda que dicha carta fue escrita originalmente en esa misma lengua. Existe, sin embargo, una discusión sobre si dicha carta era “de mano” (es decir, manuscrita), o impresa.
Figura 7. Fuente: Manuscrito con índice 4743, en la página 369 del Abecedarium B de la Biblioteca Colombina.
4. Joan Cristòfor Colom sabía latín y hebreo, fruto de sus estudios eclesiásticos en su juventud (véase más arriba), y de su ascendencia judía (de su madre, Maria La Cavalleria, y de sus abuelos paternos, los Bertran), lo que explica el dominio del latín del Colón histórico, así como algunas grafías en hebreo en sus cartas, y su perfecto conocimiento del calendario hebreo (y que su flota zarpara sólo horas después, el 3 de agosto de 1492, que la de los judíos expulsados de España).
A continuación, trataré de demostrar, fuera de toda duda, que Colón era descendiente de judíos conversos.
Un escrito imprecatorio de Fray Juan de Trasierra denomina a Colón como Rey Faraón (Espejo, 2024, página 355): “Por amor de Dios que pues Vuestra Reverencia ha sido ocasión que salyese esta tierra de poderyo del Rey faraon, que faga que el ni nenguno de su nacion venga en estas islas”. Si la expresión “nenguno de su nación” no es suficientemente expresiva de su condición de “judío”, bástenos con la de “rey faraón”, que era comúnmente empleada para referirse a este pueblo. Por ejemplo, en las Coplas del Provincial se escribe lo siguiente: “A ti frayle Bujarron / Alvaro Perez Orozco / en la nariz te conosco / Por ser de los de Pharaon” (página 356).
Sigamos con su apostilla sobre la edad del mundo, en Historia Rerum de Eneas Silvio Piccolomini, papa Pío II (página 356):
Esta es la coenta de la criación del mondo segondo los Judios: Vivio Adama CXXX años y entonces [...] desde que nació abraam fasta que foe destruido la segunda casa 1088 años y desde la destrucción de la 2ª casa segundo los judios fasta agora sciendo el año del nacimiento de nuestro Señor de 1481 son 1413 años y desde el comienço del mundo fasta esta era de 1481 son 5241 años [...].
Nótese que según el cálculo judío, el año 1481 equivale al 5241 de su calendario. Es exacto. Eso es algo que sólo un judío ilustrado podía saber.
Continuemos con su obsesión por la reedificación del monte Sión, que será posible merced a sus -titánicos- esfuerzos (Espejo, 2024, página 355 y siguientes): “El abad Joahachin Calabrés diso que había de salir de España quien havía de redificar la casa del monte Sión”. O bien: “Hierusalem y el monte Sión ha de ser reedificado por mano de cristianos. Quien ha de ser, Dios por boca del Profeta en el décimo cuarto salmo lo dice”. ¿Y qué dice el salmo 14?: “¡Quién diese de Sión la salud de Israel! En tornando Jehová la cautividad de su pueblo, se gozará Jacob, y alegrárase Israel”. Su adscripción a Sión y a Israel es clara en el siguiente párrafo, recogido por su hijo Fernando Colón en una carta al Ama del Príncipe Don Juan: “Yo no soy el primer almirante de mi familia: pónganme, pues, el nombre que quisieren, que al fin David, Rey sapientísimo, fue guarda de ovejas, y después fue hecho Rey de Jerusalén, y yo siervo soy de aquel mesmo Señor que le puso a él en tal Estado”. ¿Y quién es su Dios? Lo aclara citando el salmo 33 en su Libro de las Profecías: “Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová. El pueblo que él escogió como heredad para sí”.
5. Los Colom y los Bertran, familiares por parte de padre de Joan Cristòfor Colom, tenían sólidos intereses en Génova. Los Colom -según algunas fuentes- descendían de dicha ciudad (véase más abajo), y los Bertran estaban afincados allí, donde emplearían el apellido Casanova. Joan Cristòfor Colom, como expone en su testamento de 1498, nació en Génova, a resultas -presumiblemente- del concubinato ilícito de su padre (un canónigo) con una judía conversa (véase la figura 3).
En primer lugar, cabe decir que tanto los Colom, como los Bertran, como los Casanova, familiares de Joan Cristòfor Colom (como veremos), tenían negocios y casa en Génova. Por lo que respecta a los Colom (Espejo, 2024, página 475):
Disponemos de una prueba documental que atestigua la relación de los Colom con Génova y Rodas. Se trata de un acuerdo entre Jaume Colom (abuelo de Joan Cristòfor Colom) y Pere Maries, ‘mercaderes, ciudadanos de Barcelona’, que constituyen una sociedad, el 18 de diciembre de 1425, la cual continúa la existente previamente entre Guillem Colom (el padre de Jaume) y el citado Pere Maries. Su área de actuación sería el Rosellón, la Provenza, la Liguria (Savona, Génova), Sicilia, Rodas, Cerdeña, Mallorca y Valencia. [Posteriormente dicha asociación sería renovada].
Por lo que se refiere a los Bertran (Espejo, 2024, página 483): “Arcadi García i Sanz y Josep Maria Madurell, en Societats mercantils medievals a Catalunya, mencionan asimismo un documento de 1399 según el cual Antoni Bertran (gestor), mercader y ciudadano de Barcelona, y dos socios más, constituyen sociedad para comerciar con Barcelona, Pisa y Génova. Este documento demuestra, como apuntó Claude Carrère, que los Bertran -como los Colom- tenían intereses en Génova”.
Morales Roca (1999, Tomo I, página 156) hace descender a Joan Cristòfor Colom, el Colón histórico según mi hipótesis, del linaje de Guillem Colom, “patrón de galeras de Barcelona”, “Jurado del Consejo de Ciento” y “oriundo, al parecer, de la Señoría de Génova” (Espejo, 2024, página 265):
[Francisco Juan de Colom y de Bertran] era hijo de Jaime Juan de Colom y de Marimón, Ciudadano Honrado y Conseller Segundo de Barcelona, Mostasaf y Guardián de Monedas, Procurador de Barcelona y Síndico de Cortes habilitado por el Brazo Real en 1436, 1438, 1439 y 1440, elevado a la dignidad de caballero de la “espuela dorada” siendo investido como tal en la solemne ceremonia de la coronación del Rey Don Martín I “el Humano”, en el altar mayor de la Seo de Zaragoza el 13-IV-1399, y de Catalina de Bertrán, hija de los Barones de Gelida; nieto de Guillermo Ramón Colom y Saplana, Ciudadano Honrado de Barcelona, Cónsul de la Lonja de Mar, Administrador de la Taula de Canvi, y de Catalina de Marimón, hija de los Señores de Sant Marçal; y biznieto de Guillermo Colom, ciudadano, cambista y patrón de galeras de Barcelona, Jurado del Consejo de Ciento, oriundo, al parecer, de la Señoría de Génova, y de María Saplana. Armas: De azur, un “colom” de plata, membrado de gules, con bordura componada en ocho piezas de plata (Armorial de Tamborino).
Morales Roca no es el único que adscribió a este Colom a dicha ciudad ligur. Mucho antes lo hizo el investigador catalán Enric Mitjana de las Doblas (“La casa dels Colom a Barcelona”, al Butlletí del Centre Excursionista de Catalunya, página 354. Número 438, Noviembre de 1931). Aquél afirmaba que Guillem Colom el joven llegó a Barcelona, desde Génova, en un barco de su propiedad, el 12 de septiembre del año 1390:
El 1390, En Guillem Colom es trobava a Alguer (Sardenya), i per mor d'una sublevació dels sards, instats pels genovesos, abandonà l'illa amb molts altres catalans, i es traslladà a Barcelona en una nau de la seva propietat. Arribà a casa seva el dia 7 de novembre. S'ignora el nom de la seva esposa, però se sap que tingué per fill í hereu En Guillem Colom, anomenat el jove, í sembla que també fou fill seu En Joan Colom, el qual, en 1404, es trobava a Bruges, dedicat també al comerç d'exportació marítima a l'estranger.
Guillem, o Guillem-Ramon Colom, anomenat el jove, fou canvíador o banquer com el seu pare, i en iniciar-se l'esmentada guerra del 1390 entre Catalunya í Gènova, es trobava en aquesta capital, d'on marxà en una nau de la seva propietat cap a Barcelona. Hi arribà el 12 de setembre.
En 1401 fou el primer regent-fundador, amb En Míquel Roure, que també tingué casa al carrer dels Banys Velis, de la famosa Taula de Canvis de Barcelona, el primer banc oficial de la ciutat, anterior al banc de Sant Jordi de Gènova, fundat el 1409. Ambdós foren rivals..
Mitjana de las Doblas no indica dónde obtuvo dicha información. Pero he tenido la oportunidad de contrastarla y confirmarla, pues aparece en la primera página, primer volumen, del Dietario del Consell de Cent de Barcelona (Manual de Novells Ardits, véase la Bibliografía), que es una fuente extraordinariamente fiable: “Dilluns á XII dies del mes de setembre M.CCCXC […] E vench la nau den Colom de Genova” [Y vino la nave del Colom desde Génova]. Este Colom, armador de barcos, no puede ser otro que Guillem Ramon Colom, “el joven”, que como indica Mitjana de las Doblas, más arriba, llegó a Barcelona, desde Génova, en un barco de su propiedad, el 12 de septiembre de 1390. Además, según Morales Roca, su padre (Guillem Colom) fue Jurado del Consejo de Ciento, lo que explicaría su presencia en el Dietario de dicha institución municipal barcelonesa. En definitiva, desde mi punto de vista, el documento del Consell de Cent, reseñado con anterioridad, es una prueba fehaciente del vínculo de los Colom con la ciudad de Génova.
En otro lugar escribo (Espejo, 2024, página 204): “Claude Carrère, en Barcelone, centre économique à l’époque des difficultés, dice de ellos [los Bertran]: ‘Au milieu du XV siècle, les Bertran, juifs convers déjà implantés à Majorque et à Valence, envoient l’un des leurs habiter Gênes [Génova]: il s’agit de Jacme, excitoyen de Valence, mais dont le fils Johan est citoyen de Barcelone, où résident également Leonard et Ferrer’”.
En mi libro trato de demostrar que hay una relación estrecha entre los Colom, los Casanova y los Bertran, y ente estas tres familias y las naciones catalana, ligur, lombarda y francesa.
Comencemos con los Casanova. En tiempos del Almirante, los corsarios llamados Casanova, que pirateaban y navegaban bajo pabellón francés, eran conocidos como “los Colón”, tal como afirma Jerónimo Zurita (Espejo, 2024, página 148):
A un famoso pirata, Guillermo Casanova Colón, lo llamaba Zurita simplemente ‘Colón’. Así escribe: ‘Llegó aviso de Fuenterrabía que Colón -capitán de armada del rey de Francia- había arribado a la costa’ (año 1476), o bien ‘Y Colón, con la armada francesa, llegando a Bermeo pasó gran tormenta, y perdió la nave capitana [...]’ (año 1476). Zurita llama a Colón (Guillermo Casanova Colón) ‘capitán del rey de Francia’, y lo asocia a la ‘armada francesa’.
Una evidencia de ello la encontramos en una circular catalana, datada en el año 1473, en la que se denomina a dicho Guillermo Casanova Colón con el nombre Colom (Espejo, 2024, página 149): “Avís de un cossari apellat Colom qui menave VII naus armades, en data del 3 d’octubre del 1473” (aviso de un corsario llamado Colom, que llevaba VII naves armadas, en fecha del 3 de octubre del 1473) [Francesc Carreras i Candi, 1927].
Este Colom era Guillem Casanova Colom, vicealmirante de la flota francesa, asociado por Bartolomé de las Casas y por Fernando Colón a Cristóbal Colón, como reconoce el mismo Città di Genova (Espejo, 2024, página 91):
El parentesco de Cristóbal Colón con los Coullon franceses no es una afirmación personal de sus dos biógrafos del siglo xvi [Fernando Colón y Las Casas], porque de ellos hay indicios y señas inmediatamente después de la vuelta del Almirante de su primer viaje. Hay que reconocerlo: el pretendido parentesco era una idea del mismo Colón, idea no ya casual, sino premeditada, con un fin fácilmente explicable, en quien desde la nada había ascendido a tan grande altura. En nuestra opinión las frases atribuidas a los dos citados autores provienen del mismo Almirante. Su hijo Fernando y Las Casas habrían podido leerlas en sus papeles y oírlas de su boca [...] (Città di Genova, página XIII).
En mi libro sostengo que los Casanova de Génova eran en realidad unos Bertran, como deja en evidencia que el escudo de los primeros es una “brisura” (una modificación efectuada por una rama colateral de la familia) del de los segundos, lo cual podemos observar en la siguiente imagen:
Figura 8. Izquierda, escudo de los Bertran de Barcelona y los Beltrán de Aragón. Derecha, escudo de los Casanova de Génova.
Esta conexión entre los Bertran catalanes y los Casanova de Génova, así como los de la Lombardía, vendría dada -supuestamente- porque en las propiedades de los Bertran de Gelida (provincia de Barcelona) cabe hallar una casa de Casanova, tal como afirma el cronista de Gelida Ramon Rovira (Espejo, 2024, página 484):
Cerca de Gelida hubo un mas llamado ‘La casa de Casanova’, documentado ya en 1197, el cual era de los castlans de los señores de Gelida (los Cervelló). Posteriormente hallamos aquí el mas de Can Castany y La Ferreria. Se ubican en el llamado Puig de Casanova, según afirma Ramon Rovira.
Es también destacable que el “capostipite” (genearca) de los Casanova de Como (en la Lombardía) era llamado Beltrame. Y recordemos (véase la figura 2, más arriba) que el escudo de los Casanova de Gravedona, en Como, incluye una paloma volante con una rama de olivo en su pico, emblema de los Colom de Mallorca y de Arenys de Mar, que Fernando Colón describe en el capítulo I de su Historia del Almirante.
En la figura de abajo podemos observar que el Jacobo Casanova mencionado en los documentos de la Maona de Quíos, residente en Génova, podría ser Jacobo Bertran, mencionado en el testamento de Ferrer Bertran (de 1444), residente en Génova, tal como expone la historiadora Claude Carrère en su libro Barcelone, centre économique à l’époque des difficultés (véase más arriba):
Figura 9. Fuentes: Arriba, testamento de Ferrer Bertran (1444). Nótese “Jacobo Bertrandi”. Abajo, Antonella Rovere, “Documenti della Maona di Chio”. Nótese “Jacobo de Cazanova”.
En el libro Colón, su verdadera identidad al descubierto se hace un seguimiento exhaustivo de los Bertran y de los Casanova, tanto los catalanes, como los italianos.
Figura 10. Genealogía de los Bertran de Barcelona y de Gelida.
6. Joan Cristòfor Colom tuvo una relación estrecha con los Colom, con los Bertran y con los Casanova. Este punto es crucial en mi teoría:
Figura 11. Árbol genealógico de los Colom, los Bertran, los Margarit, y otras familias colaterales.
Aquí podemos observar la filiación de Joan Cristòfor Colom, hijo de Francesc Colom i Bertran, con los Bertran, y por ende, con Pere Bertran Margarit, el “Pedro Margarite” de la segunda expedición colombina (Espejo, 2024, página 514):
Joan Bertran, militar, en su testamento (fechado en el año 1499), tenía como albacea y ejecutor testamentario a Guillem Joan Colom, tío de Joan Cristòfor Colom (nuestro Colón). Ello convierte en altamente probable que este último, que hacia 1451 habitaba en Girona (como apunta el documento de su tonsura), pudiera conocer personalmente a la familia de Pere Margarit Bertran (nacido en torno al año 1450 y que residió a escasos kilómetros, en Castell d’Empordà). Lo cual, a su vez, explicaría que lo reclutara como jefe militar de la segunda expedición a las Indias. ¿Podemos decir lo mismo de Cristoforo Colombo?
El escudo de Cristóbal Colón es bien conocido. No lo es tanto, sin embargo, que éste podría ser en realidad una “brisura” del de los Bertran de Barcelona (Espejo, 2024, página 405):
Se ha especulado mucho sobre el posible origen de este blasón, que según la opinión convencional es ‘imaginario’. Sin embargo, si tenemos en cuenta los vínculos de Joan Cristòfor Colom con los linajes de los Bertran catalanes y de los Casanova italianos y franceses, esta interpretación es cuanto menos precipitada. Véase el blasón de los Bertran de Barcelona. Éste es, según los hermanos García Carraffa: ‘En campo de azur, una banda de oro, cargada de una cotiza de gules’. Nótese las similitudes con el escudo de Colón. Recordemos: ‘en campo de oro, banda azur con jefe de gules’. Los colores son los mismos, aunque intercambiados, y el diseño se parece: en el escudo de los Bertran de Barcelona, el rojo está en la cotiza; en el de Colón, en el ‘jefe’; el azul, en el primer caso, en el fondo, y en el segundo, en la banda; el amarillo, en el primer caso, en la banda, y en el segundo, en el fondo. Así pues, el escudo de Colón sería en realidad una ‘brisura’ del de los Bertran de Barcelona; que todo sea dicho, dio una buena cosecha de almirantes a la marina catalana (lo que explicaría las anclas de su blasón).
Como he dicho más arriba, Joan Cristòfor Colom estaba emparentado con Pere Bertran Margarit, jefe de la segunda expedición a las Indias, que asimismo lo estaba con Joan Margarit i Peguera, testigo de su tonsura en Girona, en el año 1451 (véase la figura 3). Luis de Santángel y Miquel Ballester, personajes importantes en la primera y segunda expedición (respectivamente), también eran conocidos y amigos de los Colom. Ambos tenían alquiladas casas de su propiedad en el Call (judería) de Barcelona. Véase a este respecto, el árbol genealógico más arriba (figura 11).
7. Joan Cristòfor Colom tuvo al menos cinco familiares con el cargo de almirante o vicealmirante, tal como Colón expuso en la frase “Yo no soy el primer almirante de mi familia” (Fernando Colón, capítulo II). En Colón, su verdadera identidad al descubierto (página 407) escribo lo siguiente:
Desde mi punto de vista […] Colón estaba emparentado con los Bertran de Gelida y de Barcelona, como asimismo lo estaba con los Casanova de Génova, de Lombardía y de Francia. Ello lo aproxima, una vez más, a Joan Cristòfor Colom. Una evidencia de ello la encontramos en el cuartero de las cinco anclas de oro sobre campo azur, que encontramos en su escudo de 1502 (Libro de los Privilegios). Si, como supone García de la Riega, dichas anclas representan los almirantes que -según Colón- ha tenido la familia (‘yo no soy el primer almirante de mi familia’), aquí nuevamente tenemos un punto de coincidencia fundamental entre las trayectorias de Cristóbal Colón y de Joan Cristòfor Colom, pues este último tuvo al menos cuatro familiares que ostentaron el título de almirante, o vicealmirante.
Éstos serían los siguientes:
1) Guillermo Casanova Colón, vicealmirante del rey Luis XI de Francia.
2) Joan Colom i Bertran (1414-?), tío suyo, almirante.
3) Antoni Bertran (Cortes 1446, 1449, 1454 y 1460), barón de Gelida, consejero real, vicealmirante de la Real Armada del Principado de Cataluña.
4) Jaume Bertran (Cortes, 1460), consejero real, vicealmirante de la Real Armada del Principado de Cataluña.
5) Francesc Betran (-1417), Camarlengo Real y Almirante, según Armand de Fluvià, en su Nobiliari General Català.
Y ello, sin contar al mismo Almirante de la Mar Océana (y Virrey de las Indias).
Habría comenzado a navegar con ellos (a los 14 años, según su hijo Fernando Colón), porque no fue hasta que cumplió los 19 años que su padre consiguió la dispensa para que pudiera ejercer cargos eclesiásticos (fruto de su condición de hijo ilegítimo). A este respecto, véase la figura 3, más arriba.
Existe una circunstancia muy reveladora de la actividad marinera de su familia. Véase la siguiente ilustración:
Figura 12. Grafitti situado en la Casa del Senyor de Gelida, perteneciente a la familia Bertran. Alfred Mauri: El Castell de Gelida.
La inclinación marinera de los Colom es indicada por Fernando Colón en Historia del Almirante (capítulo II), que afirma:
Digo que si bien ellos [los antepasados de Cristóbal Colón] fueron buenos en virtud, habiendo sido por ocasión de las guerras y parcialidades y pobreza, no hallo qué forma vivieron y moraron, aunque el dicho Almirante diga en una carta que su trato y el de sus mayores fue siempre por mar.
Si sus antepasados fueron los Colom catalanes, éstos tenían un vínculo cierto con el mar. Enric Mitjana de las Doblas (año 1931), como posteriormente haría Francisco José Morales Roca (año 1999), considera que los Colom de Barcelona provenían de Génova (Espejo, 2024, página 468):
Pero sea como sea, no sólo Morales Roca, sino también otros autores, han establecido una relación cierta entre Guillem Colom y la ciudad de Génova. Enric Mitjana de las Doblas, en su artículo ‘La casa dels Colom a Barcelona’, nos dice que Guillem Colom se encontraba en Alguer (Cerdeña) en el año 1390, y que hubo de abandonar la isla por una sublevación de los sardos, instados por los genoveses. Entonces se trasladó a Barcelona. Su hijo, Guillem Ramon Colom, llamado Guillem el Jove, fue cambiador, o banquero, como su padre. En 1390 se encontraba en Génova, de donde marchó en una nave de su propiedad hacia Barcelona. Llegó aquí el 12 de septiembre.
Es un hecho comprobado (véase más arriba) que los Colom, así como los Bertran, tenían negocios, e incluso casa, en Génova, y también en la isla de Rodas. Claude Carrière (véase más arriba) lo sostiene, por lo que se refiere a los Bertran, al mencionar a Jaime-Jacobo Bertran, residente en Génova.
En mi libro pruebo que la Orden de Rodas ofreció un apoyo incondicional al bando de la Generalitat durante la Revolución Catalana de 1462-1472, al menos durante el mandato del Condestable Pedro de Portugal, Maestre de la Orden de Avís. Y recordemos que, según Francisco José Morales Roca (véase más arriba), Colón sirvió a dicho Condestable, Pedro de Portugal. Todo ello explicaría las enseñas desplegadas en los palos de la Santa María. Éstas son: la cruz verde (emblema de la Orden de Avís), y la cruz roja (emblema de la Orden de Rodas) [Espejo, 2024, página 475]:
Como vemos, los Colom tenían intereses, desde antaño, en Génova y Rodas, lo que podría explicar el nacimiento del hijo bastardo de Francesc Colom (canónigo) en dicha ciudad de la Liguria, y al mismo tiempo el apoyo de la Orden de San Juan de Jerusalén (con sede en Rodas) al futuro Almirante; primero durante su servicio al condestable Pere de Portugal, durante la Revolución Catalana (1462-1472), y luego -supuestamente- en la financiación del primer viaje a las Indias, en 1492. Recuérdese que anteriormente formulé la hipótesis de que la cruz roja en el velamen de las naves del descubrimiento podría ser la Cruz de Rodas, no la de la Orden de Cristo, y mucho menos la de los Templarios.
La vinculación de los Bertran, parientes de Joan Cristòfor Colom (y por tanto -según mi hipótesis- de Cristóbal Colón), con Rodas es evidente en esta inscripción de una cruz de la Orden de Rodas en el castillo de Gelida, en Barcelona (perteneciente a los Bertran):
Figura 13. Cortesía de José Fernández.
Figura 14. La Santa María ostentaba una cruz roja (¿de Rodas?) y una cruz verde (¿de Avís?),
8. Desde mi punto de vista (Espejo, 2024, página 25), la identificación de los Colombo genoveses con los Colón sería fruto de una confusión. Giannetto Colombo envió una carta a Sevilla, en 1496, preguntando por sus supuestos primos en España, puesto que éstos (Cristoforo, Bartolomeo y Giacomo) estaban ausentes de Génova en ese momento. A consecuencia de ello, se habría confundido a los Colombo de Génova con los Colón. La carta es mencionada por el Città di Genova en la página 257:
No hay documentos específicos para poder certificar que la expedición de Giannetto Colombo se cumplió efectivamente. Pero en el ya citado Memorial del Pleyto se lee que entre los papeles de Colón, que en 1565 se guardaban aún en el monasterio de las Cuevas en Sevilla, existía con el n. 1178 del inventario ‘una carta de los Colombo de Génova’ dirigida al Almirante, y así señalada: ‘Carta de li Colombo para el primer almirante, fecha en Genova, el año de mil y quatrociento y noventa y seis’, el mismo año pues del acuerdo concluido entre los tres primos de Cristoforo.
Dicha carta pudo crear la leyenda del Colón genovés, hijo de Domenico, que ya en tiempos del Almirante se difundió, tanto en España como en las Indias; lo cual, en sí, favorecía los intereses geoestratégicos de Castilla, por el hecho de que el navegante tuviera origen ligur, no catalán (y por tanto aragonés). A este respecto, véase más abajo (en la Discusión).
En los dos primeros capítulos de Colón, su verdadera identidad al descubierto (hasta la página 213) me esfuerzo en demostrar que Colón no tuvo ninguna relación con los Colombo genoveses. Que su nombre, y el de su hermano Bartolomé, coincidiera con el de Cristoforo y Bartolomeo Colombo, es una coincidencia puramente circunstancial. El de Giacomo Colombo no tiene por qué ser coincidente con el de Diego Colón, puesto que el Giacomo italiano es equivalente a los castellanos Diego, Jaime, Jacobo, Santiago o Yago, todos ellos muy comunes en España.
Tampoco es una coincidencia clara que Giovanni Colombo, primo de Cristoforo, tuviera un equivalente, entre los Colón, llamado Juan Antonio Colombo (Colón, o Casanova, como vimos más arriba), entre otras cosas porque el hermano de éste se llamaba Andrea, y los hermanos de Giovanni Colombo se llamaban Tommaso, Matteo y Amighetto.
Por otro lado (Espejo, 2024, página 66), Giovanni Colombo se encontraba, en febrero de 1500, ejerciendo su labor de agente fiscal en Génova (esa era su profesión), mientras que Juan Antonio Colombo, sólo dos meses después (en abril), estaba en Sevilla realizando labores de aprovisionamiento de la flota de Indias.
Una prueba a favor de la imposibilidad de que los Colón fueran los Colombo genoveses la encontramos en el Testamento de Cristóbal Colón, fechado en 1498. En él se dice (Espejo, 2024, página 97):
[...] e le suceda el pariente más allegado a la persona que heredado lo tenía, en cuyo poder prescribió, siendo hombre legítimo que se llame e se haya siempre llamado de su padre o antecesores, llamados de los de Colón.
Si los Colón fueran en realidad los Colombo, a Cristóbal, y a sus hijos Fernando y Diego, les hubiese costado muy poco encontrar la pista de sus familiares (Espejo, 2024, página 30):
Su hijo Fernando hizo varias exploraciones por la Liguria para hallar a su familia. Según Enrique Bayerri (página 100) tuvieron lugar los siguientes años: en 1515 (enero), en 1529 (septiembre), en 1530 (diciembre) y en 1531 (enero). Como es bien sabido, la búsqueda de sus raíces familiares fue infructuosa. Sin embargo, cuando Colón llevaba al menos seis años en España, Diego, su hermano (si es que es Giacomo Colombo), continuaba cardando lana en Savona (consta que residió allí hasta al menos noviembre de 1491). Así pues, difícilmente Fernando Colón habría de realizar muchos esfuerzos para encontrar ‘la casa de los Colón’ en la Liguria (si ésta fuera la de los Colombo). Por otro lado, en caso de que Cristóbal Colón quisiera mantener una casa en Génova, como se apunta en el Testamento de 1498, ¿por qué no acudir a su supuesta hermana Bianchinetta Colombo, que residió en esa ciudad hasta el año 1516, en que murió con 52 años de edad?
En la página 88 entro más a fondo en esta última cuestión:
Bien es verdad que los Colombo fueron desposeídos de su casa in burgo Sancti Stephani, en Génova, el 31 de marzo de 1492, pero su vecino Juan de Padavania siguió viviendo allí durante decenios. ¿Acaso Fernando o Diego, sus hijos, no podían haber seguido la pista de su tía a través del vecino? Nótese que Fernando Colón visitó la ciudad en 1515, y no halló ni rastro de sus antepasados, ‘los de Colón’. Si éstos hubieran sido los Colombo, ¿acaso no los habría localizado?
También se ha argumentado que otra prueba de su filiación a los Colombo genoveses es su contacto, visible en el Memorial de Descargo de su testamento de 1506, con las familias Spínola, Di Negro y Centurione (Espejo, 2024, página 23):
A los herederos de Luys Centurión Escoto, mercader genoves, treinta mil reales de Portugal [...] A esos mismos herederos y a los herederos de Pablo de Negro genoves, cien ducados o su valor [...]. A Bautista Espindola o a sus herederos, si él es muerto, veinte ducados. Este Bautista Espindola es yerno del sobre dicho Luis Centurión, era hijo de Micer Niculao Espindola [...].
Según los genovesistas, las deudas a éstos (y a Benito del Puerto) tenían relación con los negocios de Domenico Colombo, padre de Cristóbal, y de este último con los citados individuos; aunque en el documento Assereto de 1479 a Cristóbal se le cita como testigo, y no se le reputa ninguna malversación en perjuicio de Luis Centurión ni de Pablo de Negro. En mi libro aporto abundantes pruebas para demostrar que tales evidencias son más circunstanciales que reales. Una de ellas, que el “cargo de conciencia” de Colón con los Spínola, Di Negro y Centurión tiene que ver con la batalla de Cabo de San Vicente, del año 1476, en la que estas tres familias resultaron expoliadas por Cristóbal Colón, tripulante de la flota de Guillermo Casanova Colón, su tío (Espejo, 2024, página 165):
En 1474 consta una expedición [a Quíos] de la nave Roxana de Godoffredo Spinola, y un ballenero de Nicolò Spinola; en otra expedición genovesa a Quíos, en 1475, hallamos naves de Nicolò Spinola y de Paolo di Nero.
Dichas naves genovesas, con destino a Quíos, eran pilotadas por Nicolò Spínola y por Paolo di Nero, citados en el testamento de Colón de 1506. Transportaban almáciga con destino a Flandes e Inglaterra, donde Luis Centurión Scoto (también citado en el testamento de 1506) tenía sucursales de su compañía. La almáciga perdida en la batalla del Cabo de San Vicente de 1476, y los centenares de vidas que también se perdieron, pesaban en la conciencia de Cristóbal Colón, no unas sumas ridículas debidas por su padre, o por él mismo, a Benito del Puerto, o a los Centurione, Di Negro y Spínola (página 170):
Luis Centurión Scoto comerciaba con Brujas y Londres, lugares donde estaban destinadas las siete cajas de almáciga que se perdieron en la batalla del Cabo de San Vicente. A este respecto, véase el Capítulo 3, donde hablaré en extenso de los vínculos de Colón con los Centurión, los Spinola, los Di Negro y los Pinelo, y de todos estos entre sí y con España.
Es más, el responsable de dicho comercio, impulsado por la Maona de Quíos y por el Banco di San Giorgio, era un Casanova: Jacobo Casanova. De acuerdo con mi teoría, éste estaría conectado con los Casanova de Francia, los de Lombardía, y los del reino de Aragón. En concreto, Jacobo Casanova podría ser en realidad un Bertran: Jacobo Bertran, residente en Génova, mencionado -como hemos visto- por Claude Carrère (de ello he hablado más arriba). Tal vez fuera familiar de Cristóbal Colón.
Por último, ¿no es casualidad que los genoveses obtuvieran el Testamento de Colón de 1498, en el año 1586, de un tal Scipione Casanova, residente en España en ese momento, según afirma el Città di Genova en su página 239?
5. Discusión (significado e importancia)
La importancia de esta teoría va mucho más allá de la discusión de la verdadera identidad del Descubridor. También revela (en el capítulo 6 de la obra) las circunstancias históricas que propiciaron este equívoco, el cual ha perdurado en el tiempo.
En la exposición de resultados he indicado que la Historia del Almirante, de Fernando Colón, exhibe de forma encriptada la identidad de su padre, asociándolo de forma simbólica a las figuras de San Juan Bautista, de San Cristóbal, y a la expresión latinizada de Colón (Colonus). También expone de forma simbólica lo que es la representación del escudo de los Colom de Mallorca y de la villa de Arenys de Mar (una paloma volando sobre el mar con una rama de olivo en el pico), que asimismo lucen en su blasón los Casanova de Como, en Lombardía, como hemos visto más arriba.
Ello significa que Fernando Colón conocía la verdadera identidad de su padre, que expone sólo de forma velada. ¿Por qué tanto éste como su padre ocultan esta información? Hemos de tener en cuenta que Fernando Colón niega en la Historia del Almirante que su progenitor tuviera alguna relación con los tejedores Colombo a los que aluden sus contemporáneos genoveses Antonio Gallo y Agostino Giustiniani (Espejo, 2024, página 80). ¿Cómo dicha suplantación de personalidad (de los Colombo en relación a los Colón) pudo llegar, en fechas tan tempranas, tanto a Génova, como a España, e incluso a las Indias? De acuerdo con una hipótesis aún por validar (la expongo como reflexión personal), los reyes de Castilla se habrían servido de la carta de los Colombo a los Colón, recibida en Sevilla en 1496, para identificar tácitamente ambas familias. Ello permitiría -supuestamente- asegurar el control, por parte de Castilla (no de España), de las Indias. La genovesidad de Colón sería garantía del dominio castellano en las nuevas tierras e islas descubiertas allende el Océano.
Esta estratagema habría tenido la complicidad de los Colón, por motivos obvios (para asegurarse su posición y sus prebendas), pero éstos nunca quisieron ser identificados con los Colombo genoveses; si bien admitieron su asociación a Génova, por el simple hecho de que Cristóbal Colón habría nacido allí (como expone en su testamento), y de que allí residía parte de su familia (los Bertran-Casanova).
La disputa entre los dos reinos (Aragón y Castilla) por el control de las Indias (en concreto, la pretensión de Castilla de apoderarse en exclusiva de estos territorios) podría haber sido un desencadenante de este gran “enigma histórico”, fundado en una suplantación de identidad: la de los Colombo a los Colón históricos. Dicha estratagema sería equivalente a la llamada “Donación de Constantino”, la cual fue desenmascarada por Lorenzo Valla en el siglo XV. Sospechosas desapariciones de documentos (como la carta de Colón a Luis de Santángel, en catalán, o la de los Colombo a los Colón, o sus diarios), o el oportuno intercambio de mensajes del tesorero de Fernando el Católico, Gabriel Sánchez, con el embajador en Génova, sólo un mes después del testamento de Colón de febrero de 1498, dan pie a dicha “teoría conspirativa” (Espejo, 2024, página 521). Tal vez el verdadero misterio de Colón es “qué sucedió realmente” con los tres hermanos Colombo (Cristoforo, Bartolomeo y Giacomo). De ellos nunca más se supo.
Otro motivo de la “suplantación” Colombo-Colón podría tener relación con la íntima relación del Almirante con el mundo judaico, en una época en la que estaba a la orden del día la llamada “limpieza de sangre”, así como la represión de los “judaizantes”. Como hemos visto, Colón tuvo antepasados de origen judío en sus líneas familiares paternas y maternas (los Bertran y los La Cavalleria, respectivamente), y nunca se desprendió de este legado.
6. Perspectivas de futuro
Este trabajo ha de ser un primer paso hacia la mejor comprensión de los inicios de la “colonización” americana por parte de Castilla (no de España). Es necesaria una profundización en el análisis y el estudio de los vínculos de las familias extensas de los Colom, los Bertran, los Casanova, los La Cavalleria, y otras familias italianas, portuguesas, francesas y españolas, con los Colón y con sus socios y amigos.
7. Agradecimientos
Quisiera agradecer especialmente a Andreu Marfull y a Manel Capdevila su compromiso con esta investigación. Sin sus aportaciones, y su continuo desvelo, habría sido imposible llevarla a cabo. Así como también a la latinista y paleógrafa Lucila Grau, que ha colaborado de forma desinteresada en mis estudios sobre Colón y sobre las familias Bertran y Casanova. También al paleógrafo Josep Fernández Trabal, al documentalista de Girona Joan Vilar Torrent, y a los profesionales del Arxiu Històric de Protocols de Barcelona, así como a muchos otros que se haría muy largo enumerar. Por último, reitero mi reconocimiento a la labor abnegada de Francisco José Morales Roca, y de Francesc Albardaner, en la investigación de este oscuro pasaje histórico (todo sea dicho, Albardaner realizó un seguimiento especial a la hipótesis del “Colón judaizante”).
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[1] Autor del libro. Investigador. Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Barcelona.
[2] Colaborador de apoyo, autor del Prólogo y de la Addenda. Profesor investigador de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, UACJ (México). Miembro del Sistema Nacional de Investigadores del Conahcyt.