Entrevista en MÁS ALLÁ DE LA CIENCIA (número 263)

Leonardo Da Vinci estuvo en Montserrat

1. ¿De qué manera surge la tesis que vincula a Leonardo da Vinci con Montserrat?

Sucede por casualidad. Lo explico en el libro. En el año 2004 estaba trabajando en una investigación sobre esoterismo nazi (en la que continúo metido). Tengo la fortuna de poseer el número de la revista Historia y Vida (del año 1981) en el que el historiador –y monje- Hilari Raguer narra la visita de Heinrich Himmler a Montserrat, en octubre del año 1940. También sabía de la presencia de otros personajes relevantes de la Historia en este monasterio (mucho más simpáticos, por supuesto, que el siniestro lugarteniente de Hitler); por ejemplo, Ignacio de Loyola, San Francisco de Asís, posiblemente Wolfgang von Goethe... En definitiva, un día, contemplando el cuadro de la Gioconda, que tengo colgado en el comedor de mi casa (es un lienzo de tela, una muy buena reproducción; lo encontré tirado al lado de un contenedor de basuras y decidí llevármelo a casa), descubrí que el fondo de esta pintura es muy similar a un paisaje familiar para mí. Se trata de una panorámica conocida por cualquier persona que frecuente el macizo del Ordal, en el margen izquierdo del río Llobregat, entre Sant Boi y Martorell. Lo comenté con dos amigos y fuimos a echar una ojeada. Y voilà, ahí estaba. Al principio mis amigos eran un poco reticentes; pero cuando amplié algunos detalles de las fotos, tomadas en un determinado punto de esas colinas, se rindieron ante la evidencia. Acabábamos de estar, presumiblemente, en un lugar que cinco siglos antes había pisado Leonardo; allí tomaría sus apuntes del paisaje de La Gioconda. Y al fondo estaba la montaña de Montserrat. A partir de ahí, se trataba de tirar del hilo... Hasta hoy.

2. Ya en los inicios, hay una conexión en el escudo familiar de Leonardo y Cataluña, sus ascendentes…

En efecto. Durante años fui dándole vueltas al asunto, y encontrando más vínculos entre Leonardo y Montserrat, de los que tendremos ocasión de hablar más adelante. Una de las cosas que más me llamó la atención, es que su escudo estaba constituido por tres barras rojas sobre fondo amarillo, una de las variantes de la bandera de la Corona de Aragón. Lo sabía por una biografía sobre Leonardo que hizo Luis Racionero (que, por cierto, prologa mi libro). Por otro lado, me sonaba la existencia de una población del Conflent, en la Cataluña al Norte de los Pirineos (ahora francesa, desde el Tratado de los Pirineos, de 1658), llamada Vinçà; y que entre los siglos XIII y XVI se llamaba Vinciano. Teniendo en cuenta que las tres barras rojas sobre campo amarillo constituyen la bandera del Reino de Mallorca (una “brisura” heráldica de la de la Corona de Aragón), el apellido Da Vinci de Leonardo me hizo pensar que sus antepasados podrían provenir del Vinciano catalán, a unos 30 kilómetros de Perpiñán y 200 de Barcelona. Y hay que tener en cuenta que esta población formó parte del Reino de Mallorca. Durante una estancia en Florencia y en Vinci, el año 2007, supe que un biógrafo importante de Leonardo, Gustavo Uzielli, afirmaba que los Da Vinci de Florencia eran de origen foráneo. Se especulaba con que venían de Alemania; ¿por qué no de Cataluña? En concreto, del Vinciano del Conflent, al norte de Cataluña. Tanto su apellido (que derivaría de la localidad de Vinciano) como su escudo (idéntico al del Reino de Mallorca) así lo hacen pensar.

3. ¿Cómo fue tirando del hilo y de la vida de este visionario que fue Leonardo?

Un antepasado suyo, Giovanni Da Vinci (hermano de su bisabuelo) vivió en Barcelona casi 40 años; aquí murió en 1406, dejando –quizás- familia y propiedades. Lo que quiere decir que Leonardo tendría –seguramente- primos lejanos en Barcelona. Desgraciadamente, no he podido encontrar rastro de estos Da Vinci en el archivo de protocolos notariales de Barcelona. Quizá porque Giovanni Da Vinci se afincó en Barcelona con el nombre auténtico de la familia; el que tenía cuando, en algún momento del siglo XIII, abandonó el norte de Cataluña para instalarse en Italia. ¿Y por qué en el siglo XIII? Porque el primer Da Vinci del que se tiene noticia, Rainieri Vinci, fue testigo de la compra del antiguo Castello Guidi en 1254. Entonces los Da Vinci se convirtieron en señores feudales del lugar, que pasó a tener el nombre de este linaje. No al revés: los Da Vinci dan nombre al lugar de Vinci, en la Toscana, no el lugar a los Da Vinci. Como he dicho, lo que ahora conocemos como Vinci tenía el nombre, a comienzos del siglo XIII, de Castello Guidi (o castillo de los Condes de Guidi). ¿De dónde obtuvieron el apellido Da Vinci los antepasados de Leonardo? De Vinciano, en el Conflent, casi con toda seguridad. De hecho a Leonardo se le conoce también como Leonardo Vinciano, Leonardo Vincio, o Leonardo Vincia. En el sepulcro del padre de Leonardo, en la Badia Florentina, éste aparecía como Petri de Vincio.

4. La alquimia, la astrología y la magia, en que proporción están en la vida de este hombre tan singular?

Leonardo es un personaje contradictorio. Por un lado se ríe de los que practican la alquimia con el fin de transmutar metales y obtener el oro; y también hace chanza de los que practican la nigromancia, o la magia negra, o de los que buscan el “perpetuum mobile”. Sin embargo, en escritos suyos encontramos listados de productos alquímicos, y en el Códice Atlántico dibuja un aparato de destilación (un alambique), como los empleados por los alquimistas. Además, en su entorno había numerosos alquimistas: es el caso de Zoroastro de Peretola (uno de sus asistentes), o del escultor Giovanni Francesco Rustici, que como en el caso anterior, era llamado indovino (mago). Puede que en Roma, en la última etapa de su vida antes de ir a Francia, tuviera un laboratorio alquímico. De hecho, investigaba los “espejos ustorios”, lentes gigantes que concentraban la luz solar, empleada en operaciones alquímicas (como la destilación o la rectificación). Por otro lado, siempre se movió en el entorno de la cultura hermética: fue discípulo de Marsilio Ficino, traductor del Corpus Hermeticum y de Platón (Rafael lo representa en la pintura La escuela de Atenas encarnando a este sabio griego). Y aunque se mostraba contrario a la magia en general, en una de sus notas apunta que se ha gastado seis sueldos en que le lean la buenaventura; y en su biblioteca hay dos libros sobre quiromancia.

5. Me gustaría que nos hablara de la vinculación entre el autor de obras tan importantes como la Gioconda, o La virgen de las rocas y la represión contra la herejía cátara.

Creo que la Gioconda es, sobre todo, un testimonio de su presencia en lo que tal vez fuera la academia de alquimia más avanzada en su época: el monasterio de Montserrat. Pero también cabe hacer una lectura hermética, no tanto del paisaje, como del personaje central. A mí me hace pensar en Isis, la “madre”, de la que deriva la “materia”. Va de negro, como la virgen morena (de Montserrat), aludiendo tal vez a la materia primordial, la materia prima de los alquimistas. Y lleva un velo (el velo de Isis). Está sentada delante de un muro que le llega a la cintura... Como en la carta 18 del Tarot... En la que hay dos gemelos, que Leonardo pintó en su cuadro Leda y el Cisne. En la Virgen de las Rocas yo veo su vínculo con la doctrina “sanjuanista”, en relación a la paulina, los dos grandes ejes del catolicismo. Los cátaros eran “sanjuanistas”, y como podemos ver en el cuadro, Leonardo da primacía a Juan, por encima de Cristo.

6. Fue Leonardo un hombre comprometido con la doctrina cátara, ¿hasta qué punto?

Es en su cuadro La Adoración de los Reyes donde vemos con más claridad su compromiso con el catarismo. Leonardo está en la esquina inferior derecha, dando la espalda a Jesús, al que pinta caprichoso y malcarado; un viejo se escandaliza al ver la actitud de Cristo-niño, teniendo en cuenta el tumulto y el caos que rodea la acción. En la esquina superior derecha, unos jinetes a caballo, y unos perros rabiosos, acosan a unos desgraciados, que parecen desnudos, y que se están abrasando. Éstos están debajo de unas rocas que parecen Montserrat. Creo que aquí Leonardo alude al martirio de los cátaros, que habrían huido de Cataluña, y de Occitania, a lo largo del siglo XIII, como consecuencia de la persecución de la Iglesia romana a la herejía cátara, o albigense. Que, todo sea dicho, estoy convencido que Leonardo profesaba, dos siglos y medio después de la persecución a sus antepasados. Por cierto, no acabó la obra; quizás porque de hacerlo, hubiera sufrido la misma suerte que sus antepasados cátaros: morir en la hoguera por hereje.

7. Su libro nos acerca  a la figura de un Leonardo enigmático y de un viaje realizado entre 1481 y 1483.

Efectivamente. En su vida hay un hiato temporal. Desaparece de Florencia en septiembre de 1481, y aparece en Milán en abril de 1483. ¿Dónde estuvo –y sobre todo- qué hizo en este año y medio? Los biógrafos acostumbran a hablar de un “parangón” (una disputa o concurso musical) en la corte de Milán, a finales de 1481 o principios de 1482. Pero según su biógrafo oficial, Giorgio Vasari, en la segunda edición de sus Vidas, dicho “parangón” tuvo lugar, realmente, en el año 1494, muchos años después. Por otro lado, sus cuadros San Jerónimo, la Adoración de los Magos, y la Virgen de las Rocas, tienen todos motivos montserratinos. Y los tres están datados entre 1480 y 1483, coincidiendo con su supuesto viaje a Montserrat. Es por ello que, tanto por oportunidad (por este hiato temporal en su vida), como por los indicios que obran en nuestro poder, estoy convencido de que estuvo en Cataluña –y más concretamente en Montserrat- entre 1481 y 1483.

8. ¿En cuantas ocasiones estuvo Leonardo en Cataluña?

Dos veces. La primera, a principios de la década de los 1480; la segunda, exactamente, en 1504. En este año vuelve a haber un hiato temporal en la vida de Leonardo. Desaparece a principios de agosto de Florencia, y aparece en Piombino, en la costa de la Toscana, tres meses después. En esos meses realiza una serie de estudios de ingeniería militar, que podemos encontrar en el Códice Madrid II, y que según el especialista en fortificaciones Fernando Cobos están claramente inspirados en el castillo de Salses, acabado de construir –meses antes- en las cercanías de Perpiñán, en el Rosellón (norte de Cataluña). Sobre estas fechas aparece, también en el Códice Madrid II, una referencia a una “capa catalana”, de la que disponía en su ajuar. Teniendo en cuenta que no existe una prenda que tenga específicamente este nombre, eso quiere decir que compraría una capa en Cataluña. Poco después, en 1505, encontramos en su taller a un tal Ferrando Spagnolo, y comienza a pintar la Gioconda, con –nuevamente- una vista de Montserrat. Y a resultas de su segunda estancia en España realiza un mapa de América (que se encuentra hoy día en la colección Windsor) donde aparece –según Gustavo Uzielli, su biógrafo- por primera vez el nombre “América”. Es posible que en España entrara en contacto con su amigo de juventud Americo Vespucci; y quién sabe, quizá también con Cristóbal Colón.

9. ¿Cuántos cuadros pintaría en Montserrat?

Desde mi punto de vista dos: el San Jerónimo y la Virgen del Gato. El primero incluye una serie de elementos (como el enorme monolito llamado Cavall Bernat, con su característica forma fálica; por cierto, originalmente era llamado carall trempat, “pene empinado”, pero los monjes le cambiaron el nombre original por el que tiene hoy día) que lo sitúan claramente en la montaña de Montserrat. Es notable el parecido que existe entre un rincón del cuadro, en el que vemos un templo, rodeado de grietas en la roca, y el emplazamiento del monasterio visto desde el llamado Pla de les Taràntules, donde se sitúa el funicular de Sant Jeroni, de Montserrat. Otro detalle importante: en tiempos de Leonardo, los Reyes Católicos pretendían que el monasterio pasara a la orden de los Jerónimos (siempre ha formado parte de la orden benedictina). De hecho, tanto la pared más alta del macizo, como el pico más alto, como la ermita más alta, tienen el nombre de San Jerónimo, lo que da idea de la importancia del personaje en el contexto montserratino. En la biblioteca de Montserrat hay tres incunables de San Jerónimo, y en el museo encontramos tres pinturas de San Jerónimo. Una última cosa; un escultor no muy conocido, llamado Pau Serra, hizo en 1776 un relieve donde aparece San Jerónimo golpeándose en el pecho con una piedra, en una postura y con una toga idénticas a las que pinta Leonardo en su San Jerónimo. Eso supone que tenía que haber visto el cuadro de Leonardo en Montserrat, en el que se inspiró. Posteriormente se hizo una copia, en la que se le quita la piedra y se le pone en actitud de bendecir; y de San Jerónimo pasa a ser Fra Garí (personaje vinculado a Montserrat), bendiciendo al niño Jesús. Este relieve es el que vemos hoy día en el atrio de la Iglesia. El original de Pau Serra ha sido llevado al llamado Claustre Vell, alejado de la vista del público. Desde mi punto de vista, el San Jerónimo de Leonardo llegó a Roma, desde Montserrat, a través del mariscal Suchet, que tras el saqueo del monasterio en 1811 lo daría al tío de Napoleón, Joseph Fesch. A su muerte fue vendido al Museo Vaticano, donde se encuentra hoy. Por lo que se refiere a la Virgen del Gato, hay varios estudios de esta pintura, datados a comienzos de los 1480, coincidiendo con su estancia en Cataluña. Dado que Cata-luña podría derivar de “gato”, como explico en el libro, el simbolismo del gato resulta, desde mi punto de vista, evidente.

10. El Monasterio de Montserrat, su montaña y la Virgen Negra, están sorprendentemente presentes en muchas de sus obras más célebres, ¿nos puede hablar de ello?

De Montserrat, el monasterio y su montaña, ya he hablado. Pero quisiera referirme ahora a la virgen de Montserrat. Desde mi punto de vista, tanto el color negro del vestido de la Gioconda, como su misma sonrisa, podrían tener algo que ver con la Moreneta (la Virgen de Montserrat). Hay que tener en cuenta que en tiempos de Leonardo había una capilla de la virgen de Montserrat en la ciudad de Florencia (también las había en otras ciudades italianas, como Milán, Génova, Nápoles, Roma o Venecia). Es decir, la virgen de Montserrat era conocida –y venerada- también en Italia. No es improbable que, durante su estancia en Cataluña, la dibujara. Uno de los detalles que más llaman la atención es el parecido entre la sonrisa de la Gioconda y la de la talla de la virgen de Montserrat. Una media sonrisa entre inquietante y dulce. Un escritor, de nombre Frederic Pau Verrié, dice en su libro sobre Montserrat que la virgen negra tiene algo de sublime, del “más allá”, que también encontramos en la Gioconda. Quizá porque Leonardo se inspiró en ella para pintar su enigmática sonrisa.

11. Por último, ¿cree que existe alguna línea de continuidad entre Leonardo y Nostradamus?

Desde luego que sí. Desde mi punto de vista Leonardo debió pertenecer a una sociedad secreta de orientación rosacruz, conocida como la doble A. Nostradamus dice en una de sus cuartetas: “Secta obstinada deplorada temerá de dos heridos por Aleph y Aleph”. Estas dos Aleph (la letra A del alfabeto hebreo) las vemos en el cuadro La Última Cena de Leonardo: constituyen los dos caballetes que sostienen la mesa. Por cierto, a esta Última Cena yo la llamo el “festín filosófico”, porque tiene mucho más de filosófico, e incluso esotérico, que de religioso. Entre otras cosas, porque en ningún lugar vemos un cáliz. Pero ese es otro tema. Un detalle: Michel de Nostradamus escribía, como Leonardo, de derecha a izquierda. Todo sea dicho, el líder de esta secta habría sido René de Anjou, muerto en 1480, que fue –entre 1466 y 1472- rey de Cataluña a propuesta de la Generalitat, en guerra contra el padre de Fernando el Católico, Juan II.

M.D.C.

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