¿De qué hablamos cuando hablamos de la Gran Pirámide?

          Leyendo la traducción de Wallis Budge del Libro Egipcio de los Muertos me he llevado una gran sorpresa. En un determinado párrafo escribe: “Yo conozco en verdad las rutas del Cielo... No podrá detenerme el demonio rabioso de cabeza de Toro [Tauro]... Todos los días yo atravieso la Morada del dios-León, y de allí me dirijo a la morada de Isis”. Hace años, cuando topé con este mismo pasaje en la traducción de A. Laurent (una versión poética de la de R. Lepsius), llegué a la conclusión que dicho texto tenía una clara componente astronómica: aquí estarían expuestos los asterismos de Tauro, Leo y Virgo, lo que de por sí es un gran hallazgo, puesto que demuestra que los egipcios tenían, al menos hace cuatro mil años, conocimiento de dichas constelaciones, que aún hoy día son importantes en el Zodiaco de raíz caldea y griega.

          Pero posteriormente, tras una atenta lectura de la traducción de Wallis Budge, así como la de A. Laurent y la de R.O. Faulkner, he llegado a la conclusión que estos párrafos aluden a algo más que a una descripción del vuelo del ka del muerto (adoptando el papel de Osiris; en este caso, Osiris Ani) por los cielos estrellados. Hace algunos años los investigadores Robert Bauval y Adrian Gilbert, en El misterio de Orión (Emecé, 1995) aseguraron que las tres pirámides de Giza (Keops, Kefrén y Micerinos) representan la plasmación en la Tierra del cinturón de Orión, y la Vía Láctea el río Nilo. Ello no dejaría de ser una suposición; pero si el texto antes citado del Libro Egipcio de los Muertos fuera algo más que una alusión a algunos signos zodiacales (Tauro, Leo, Virgo), y constituyera un “mapa de la necrópolis de Giza”, como yo supongo, la hipótesis de Bauval y Gilbert podría verse fortalecida. En dicho caso, las llamadas casas del León y de Isis representarían algo más que constelaciones, para pasar a ser construcciones artificiales, situadas en la necrópolis de Giza (el Re-stau egipcio, que significa literalmente “puerta de la necrópolis”). ¿Y si la Gran Pirámide, la pirámide de Keops, no es lo que se nos dice que es?

          Seguidamente expondré la transcripción de los tres egiptólogos antes citados. He resaltado algunos aspectos en negrita, que posteriormente darán pie a una exhaustiva reflexión sobre el problema. Éste es: ¿Y si la Gran Pirámide fuera en realidad la Casa de Isis, y fuera muy anterior al reinado de Keops? Vayamos por partes.

Las tres versiones de los pasajes del Libro de los Muertos

R. O. Faulkner. The Ancient Egyptian Book of the Dead. British Museum Press, 2000.

Spell 41. Spell for preventing the slaughter which is carried out in the realm of the dead (página 61).

O Atum, spiritualise me in the presense of the Double Lion, the Great God; may he open for me the portal of Geb, that I may do homage to the Great God who is in the realm of the dead... (El león doble es Aker, representado como un par de leones o de esfinges situados espalda contra espalda.)

Spell 78. Spell for being transformed into a divine falcon (página 74).

The Double Lion who is in his cavern, warden of the House of the Royal Wig-cover [la corona Nemmés], said to me: “How can you reach the confines of the sky? Indeed you are equiped with the form of Horus, but you do not possess the Wig-cover... Repeat to me what Horus has said as the word of this father Osiris in the ... on the day of burial. Then I shall give you the Wig-cover - so said the Double Lion to me - that you may come and go on the roads of the sky. Then those who dwell in the horizon shall see you, and the gods of the Netherworld shall fear you”.

... O Heret, clear my way for me. I am high in the form of Horus, and the Double Lion has taken out the Wig-cover for me, he has given me my wings... I am he who knows the roads of Nut, the winds are my protection, and the raging bull [Taurus] shall not drive me back. I go to the place where dwells He who sleeps, being helpless, who is is in the Field of Eternity, who was conducted to the painful western darkness, even Osiris.

I come today from the House of the Double Lion, I have come forth from it to the House of Isis, to the secret mysteries, I have been conducted to her hidden secrets, for she caused me to see the birth of the Great God. Horus has invested me with his shape in order that I might say what is there...

Horus has commanded: “Lift up your faces and look at him; he has made his appearance as a divine falcon, the Double Lion has taken out the Wig-cover for him, he has come with the word of Horus to Osiris... Let him pass by, O you who dwell in your caverns, wardens of the House of Osiris”.

Spell 78. Spell for arriving in Rosetjau (página 113).

I was one who was born in Rosetjau, and benefits have been given to me by those who are among the noble dead, with the pure things of Osiris; I received praise in Rosetjau when I conducted Osiris to the Mounds of Osiris. I am unique, having conducted them to the Mounds of Osiris.

Spell 126 (página 126).

Enter into Rosetjau, pass by the secret portals of the west...

Spell 130 (página 117).

... I have broken up the storm of Apep, O Double Lion, as I promised you. See, I have come; O you who are before the Great Trhone, hearken to me. (Aset, el nombre egipcio de Isis, significa “Trono”; el Gran Trono puede referirse a Isis.)

Spell 144 (página 133).

I was born in Rosetjau, and the power of the Lord of the Horizon was given to me. (La esfinge era conocida, entre los egipcios del Imperio Nuevo, como Hor-em-akhet: Horus en el Horizonte. Los griegos la llamaban Harmaquis.)

Spell 169 (página 166).

You are the Lion, you are the Double Lion, you are Horus the protector of his father [Osiris].

 

A. Laurent. Versión poética de la traducción de Richard Lepsius. El libro egipcio de los muertos. Edicomunicación, 1998.

Conjuro 128. El halcón de oro (página 142). 

He aquí que el dios propuesto para el Templo de la Corona de Nemmés [peinado real semejante a una peluca], el dios de la doble cabeza de León, pero que se encuentra en lugar oculto, me dice: “Puedes irte. Transita los límites más lejanos del Cielo. Así como siendo Horus, has adquirido un cuerpo glorioso, Sahú, de la misma manera la corona de Nemmés te ha sido concedida. Tu palabra de Potencia, en verdad, llega hasta los límites extremos del Cielo”.  

Tomo posesión pues de los atributos divinos de Horus, que son los de Osiris en la Región de los Muertos... Así es que Horus repite para mí las palabras consagradas, pronunciadas por su padre el día de los funerales: “Haz que el dios de doble cabeza de León te conceda la corona Nemmés que él guarda, a fin de que puedas transitar los caminos del Cielo, y observar lo que existe, hasta los límites extremos del Horizonte”... 

Yo conozco en verdad las rutas del Cielo... No podrá detenerme el demonio rabioso de cabeza de Toro [Tauro]... Todo los días yo atravieso la Morada del dios-León, y de allí me dirijo a la morada de Isis. Estoy preparado y soy digno para asistir a la consagración de los Misterios como maestro... ¡Ojalá sea admitido en el culto secreto y me sea posible contemplar el misterio del Nacimiento de la Divinidad! 

¡Oh vosotras, divinidades de la Región de los Muertos, que hacia mí inclináis vuestras frentes y vuestros rostros, vosotras, que como guías de las Estrellas Fijas del Horizonte, creáis la Vía sagrada [¿la Vía Láctea?] para el Señor del Terror, he aquí que una orden de Horus ha llegado! ¡Alzad vuestros rostros! ¡Observadme, para que yo a mi vez pueda observaros cara a cara! Pues yo, ¡yo he sido coronado Halcón divino! Mi cuerpo glorioso, ¿no es el de Horus? (La esfinge era conocida entre los árabes de su entorno como Abu el Hol: padre del terror.)

 

E. A. Wallis Budge. El libro egipcio de los muertos. Sirio, 2017.

Página 481: “He aquí la banda nemes, la banda nemes, que vino como la luz, que vino como la luz; vino como el ojo de Horus, el brillante; vino desde Nekheb. Los dioses estaban ligados con ella, ligado está tu rostro con ella y su nombre es Hetch [luz, o brillo]...” 

Página 490: Un pilón con puertas llamado Re-stau: “Puerta de los pasajes funerarios”. 

Página 551: “El doble dios-León, el guardián de las cosas que pertenecen a la casa de la corona nemmes que está en su lugar oculto, me dice: 'Vuelve a las alturas del cielo, viendo que a través de Horus tú has quedado glorificado en tu forma; la corona nemmes no es para ti; tus palabras llegan hasta los extremos del cielo. Yo, el guardián, tomo posesión de las cosas que pertenecen a Horus y a Osiris en el submundo'. Horus me dijo en voz alta aquello que su padre había dicho con relación a mí en años [pasados], el día del entierro [de Osiris]. Yo te he dado el nemmes del doble dios-León que poseo para que puedas seguir adelante y viajar sobre las rutas del cielo, para que los que habitan en los confines del horizonte puedan verte, y para que los dioses del submundo puedan temerte y luchen por ti en sus habitáculos. 

El doble dios-León lo ha decretado, el dios Aahet ha abierto un camino para mí. Yo, yo mismo, estoy exaltado, y el doble dios-León ha ceñido la corona nemmes sobre mí, y me ha sido dado el recubrimiento de mi cabeza. (Los “héroes culturales” de los aborígenes australianos, en el tiempo de los sueños, representados como las figuras wandjina de sus cuevas, son llamados Nimis. ¿Recibirían acaso este nombre de los egipcios que habrían llegado allí, en alguno de sus viajes al lejano y exótico país de Punt? Nótese que éstos se ponían en la cabeza unos paños llamados nemes. Y los wandjina australianos parecen portar una especie de tocados, tal vez similares a los nemes egipcios.) 

Él ha estabilizado mi corazón con su fuerza y su gran poder, y yo no me caeré en Shu... No seré rechazado por el toro que hace temblar a los hombres [Tauro], sino que vendré diariamente a la casa del doble dios-León, y pasaré de allí a la casa de Isis. Contemplaré las cosas sagradas que están ocultas, se me dedicarán santos ritos ocultos, veré lo que está allí... Yo, yo mismo, soy Horus que habita en esplendores. He conseguido poder sobre su corona, he conseguido poder sobre su irradiación, he viajado a las partes más remotas del Cielo. Horus está en su trono, Horus está en su asiento... 

Yo he surgido con la apariencia de un halcón divino, y Horus me ha apartado por ser semejante a su propia alma, para que tome posesión de lo que perteneció a Osiris en el submundo. Yo he recorrido el camino, he seguido viajando y he llegado hasta aquellos que viven en sus lugares ocultos, y que guardan la casa de Osiris”. 

Página 563: “Me he acercado al lugar donde no crece el árbol de acacia, donde no existe el árbol frondoso lleno de hojas, y donde la tierra no da hierba. Y he entrado en el lugar de las cosas ocultas y secretas, he mantenido conversación con el dios Sut ... Osiris, el escriba Ani, ha entrado en la casa de Osiris, y ha visto las cosas ocultas y secretas que hay allí. Los sagrados regentes de los pilones tienen las formas de los resplandecientes (?). Anubis le habló con el discurso humano cuando él vino a Ta-mera [país de Mera, o de la pirámide], diciendo: Él conoce nuestros caminos y nuestras ciudades, yo he sido pacificado, y su olor es para mí como el olor de uno de nosotros ... He entrado en Re-stau, y he contemplado las cosas ocultas que hay allí”.

 

Análisis de los textos

          El Doble León (Aker) es “guardián de la casa de los nemes” (o tocados), los cuales son portados por los dioses. Sin un neme el espíritu (el ka) del muerto no podrá volar por los espacios sagrados del submundo, situados -en la Tierra- en la necrópolis de Rosetau (Giza). En su vuelo se encuentra con Tauro, fiero animal que pretende dificultarle el camino, e incluso con Apep, serpiente celeste (tal vez Draco) que amenaza al Sol. Al primero lo evita y al segundo lo vence. Con ello se gana el respeto de Horus, señor de la casa del Doble León (Aker). R. O. Faulkner nos describe este lugar, y de él dice que en Rosetau (Re-stau) están los “montes de Osiris”. Wallis Budge denomina a estos últimos con el nombre de Ta-Mera, que significa literalmente “lugar de los montículos” (o de las pirámides). Ahora sabemos que en Rosetau hay montículos (artificiales), o pirámides.  

          Pero, ¿dónde se sitúan estos “montes de Osiris”? (las pirámides). El texto lo deja muy claro: “Oh, Doble León... Oh tú que estás delante del Gran Trono”. Teniendo en cuenta que Trono es Aset en egipcio, y que éste es el nombre egipcio de Isis, podemos sospechar que el Gran Trono es la Casa de Isis, a la que acude el muerto después de visitar la Casa del Doble León: “Yo me dirijo desde la Casa del Doble León hacia la Casa de Isis”. Posteriormente comprobaremos que dicha Casa de Isis podría ser en realidad la Gran Pirámide. Pero sigamos. 

          ¿Qué es en realidad la Casa del Doble León? El texto nos lo aclara: “Tú eres el león, tú eres el Doble León, tú eres Horus protector de su padre” (Osiris). Y se añade: “Yo nací en Rosetau, y el poder del Señor del Horizonte me ha sido concedido”. Ha de tenerse en cuenta que el Señor del Horizonte es Horus, y que la esfinge es llamada Hor-em-akhet: Horus en el Horizonte. A Horus se le llama también Señor del Terror, y la esfinge era conocida como Abu el Hol (padre del terror). 

          Así pues, el Doble León (la esfinge), también conocido como Casa del León, se sitúa delante de la Casa de Isis (la Gran Pirámide), en Rosetau (la “puerta de la necrópolis”), donde se hallan los “montes de Osiris” (las pirámides), en un lugar llamado Ta-Mera (el lugar de las pirámides). 

          En definitiva, la lectura astronómica de dichos textos se puede ampliar a otra lectura, geográfica, en la que cada uno de dichos signos podría representar un lugar o emplazamiento, caracterizado por una construcción: el Doble León podría ser la esfinge (la doble esfinge; véase más adelante), y la Casa de Isis podría ser la Gran Pirámide (de nuevo, véase más adelante). Pero entonces, ¿qué podemos decir del toro, al que se menciona en dichos pasajes? Éste podría aludir a la necrópolis de toros sagrados conocida como Serapeum de Memphis, ciudad en la cual el toro Apis era especialmente venerado. Memphis está a escasos kilómetros de la meseta de Giza (es decir, de Rosetau). Pero ello no deja de ser una especulación. 

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Memphis, lugar de culto del buey Apis, se sitúa a escasos kilómetros de Giza.

          ¿Y cuál era el propósito del ka del muerto al realizar este viaje por el submundo? Fundamentalmente, contemplar las “cosas ocultas y secretas”, ser “iniciado”, y conocer los ritos de los misterios de la divinidad; entre ellos, el nacimiento del niño divino... Símbolo de ello es el árbol de la acacia, que los masones adoptarían milenios después, junto con algunos nombres (Re-Stau, o Rosetau, liga el símbolo de la Rosa con el de la Tau), amén de prácticas como las de los “santos y señas” que se le preguntan al adepto antes de ser aceptado en la hermandad.

          Según algunos autores, los egipcios habrían empleado la pirámide de Keops para realizar sus ceremonias de iniciación. De acuerdo con André Pochan (El enigma de la Gran Pirámide, Plaza Janés, 1974), la cámara subterránea habría tenido un papel primordial en las ceremonias de iniciación isíaca. Por ejemplo, en tiempos de Ramsés II se emplearía para las iniciaciones menores, y la cámara de la Reina para la iniciación mayor. En ambos casos se trataría de iniciaciones isíacas (página 213). Desde su punto de vista, estas últimas pueden haberse preservado en ciertas prácticas religiosas de la actual Iglesia católica, así como en otras sectas de carácter esotérico (drusas, esenias, etc.). De lo que no cabe duda es que los masones, los Hijos de la Viuda, deben esta denominación a Isis, la madre de Horus y la esposa de Osiris, el “muerto que resucitó”, obteniendo la inmortalidad. 

 

La estela del Inventario, una prueba de que esta hipótesis es verosímil

          Una estela, llamada “del inventario”, encontrada por Auguste Mariette a mediados del decenio de 1850 en las ruinas del pequeño templo de Isis (situado al lado de la pirámide de Henutsen), cerca de la Gran Pirámide (hoy se encuentra en el Museo de El Cairo), ha suscitado algunos interrogantes. En ella se dice que la erigió el faraón Keops (autor figurado). Literalmente, está escrito: “¡Que viva el Horus-Medyed, rey del Alto y Bajo Egipto, Jufu, dotado de vida!, él encontró el templo de Isis, Señora de las Pirámides, al lado del templo de Hurun [Esfinge], en el noroeste del templo de Osiris, señor de Rosetau [necrópolis de Giza]. Él construyó su pirámide al lado del templo de esta diosa y construyó la pirámide de la hija real Henutsen, al lado de este templo”.

          Desde mi punto de vista, la cuestión radica en saber qué representa en realidad el “templo de Isis”. Si se trata de la Gran Pirámide, la datación oficial ciertamente es errónea. Si no lo es, y la pirámide que Khufu construye (al lado del templo de Isis) es la Gran Pirámide, la interpretación convencional es la correcta.

          Para hacernos una idea de la importancia de este texto, hemos de contemplar un plano de la zona de Gizeh. En la “estela del inventario” se dice que el templo de Isis (señora de las pirámides) se encuentra en el “noroeste del templo de Osiris”. La clave es conocer qué es el “templo de Osiris”. Ciertamente, la pirámide de Keops (¿templo de Isis?) se sitúa al Noroeste exacto respecto al Norte verdadero, teniendo a la Esfinge como punto de referencia (cuya cabeza y brazos apuntan al Este). Así pues, el “templo de Osiris” podría ser uno de los dos templos que están delante de la Esfinge: o bien el llamado “templo de la Esfinge”, o bien el “templo inferior de Kefrén”. Ambos están datados en la época de la Esfinge, y fueron construidos simultáneamente (con las piedras extraídas de la roca), siguiendo un mismo estilo (ciclópeo, o megalítico, sin inscripciones y con sillares lisos). La pirámide de Keops, así como la de su hija (su esposa, según otros), podría ser una de las tres situadas en la cara Este de la Gran Pirámide, llamadas “pirámides secundarias”.

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Plano de Giza. Fuente: Alberto Siliotti (Guía de las Pirámides de Egipto. Folio, 1998).

          Es posible que el templo de Hurun (de Horus) sea el templo de la Esfinge, y el de Osiris (padre de Horus) sea el Inferior de Kefrén, situados ambos delante de la Esfinge. Si fuera así, todo tendría sentido, siempre que la expresión “templo de Isis (¿la Gran Pirámide?), al lado del templo de Hurun (¿la Esfinge, templo de la Esfinge?)” no sea demasiado estricta (pues se halla en realidad a medio kilómetro).

          Así pues, en la estela del inventario, como en el Libro Egipcio de los Muertos, se alude a la Casa del León (la Esfinge), a la Casa de Isis (¿la Gran Pirámide?), y a la Casa de Osiris (¿uno de los templos situados delante de la Esfinge?). Si la Gran Pirámide es el Templo de Isis, según la “estela del inventario”, habría existido en tiempos de Keops (Khufu), y éste se habría limitado a realizar una pequeña pirámide en la cara oriental de dicha mole.

          Por lo que se refiere al Doble León, en relación a la Esfinge, hay una teoría, resumida por Nacho Ares en un magnífico artículo , que especula con la posibilidad de que existieran en realidad no una, sino dos esfinges. La segunda habría sido derruida. Se pueden establecer diversas hipótesis sobre el tema, pero yo considero como más probable la siguiente.

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Dos imágenes donde supuestamente se adivina el emplazamiento de la segunda esfinge. Fuente: Nacho Ares.

          La llamada “estela del sueño”, realizada en tiempos de Tutmosis IV (subido al trono el 1425 a. C.), explica una curiosa historia. Éste se había quedado dormido cerca de la Esfinge durante una cacería y la gran estatua le habló en sueños. Le pidió que quitara la arena que la enterraba. Tutmosis cumplió la demanda del dios, y además realizó algunas reparaciones (tal vez cambió la cabeza del león por la suya propia). En esta estela se menciona asimismo el nombre de Kefrén, aunque el significado de este pasaje no está claro. Quizás este último también realizara reparaciones. En definitiva: ¿acaso no pudo haber destruido la segunda Esfinge, la “esfinge gemela”, en el proceso de cambiar la faz leonina de la primera por su propio retrato? ¿Sería él, o bien Kefrén, quien destruyó la segunda esfinge para que no socavara su poder y protagonismo? (Pues faraón no hay más que uno). Es cierto que los egipcios lo hacían todo a pares: los obeliscos, los pilones, las hileras de esfinges... Pero cuando el poder real está en juego, cualquier medida es lícita con tal de preservar el prestigio del faraón.

 

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