Los catalanes apelan a las Naciones Unidas (1945). Artículo de Andreu Marfull Pujadas

Nuevo libro: De Utrecht a San Francisco, pasando por Nueva York, los catalanes apelan a las Naciones Unidas 

Els catalans apel·len a les Nacions Unides
D’Utrecht a San Francisco, passant per Nova York (1713-1945-2017)
 

© Andreu Marfull Pujadas, del texto, 2021
© George Carner, del
prólogo, 2021
 

Primera edición: febrer 2021
© de aquesta
edición: Ediciones de La Tempestad
SL, 2021
Llibres de l’Índex®
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www.llibresindex.com
 

ISBN: 978-84-121768-7-2 

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El libro Els catalans apel·len a les Nacions Unides: D'Utrecht a San Francisco, passant per Nova York (1713-1945-2017) ("Los catalanes apelan a las Naciones Unidas: De Utrecht a San Francisco, pasando por Nueva York (1713-1945-2017"), de Llibres de l'Índex, construye un nuevo capítulo de la historia de los catalanes en el exilio durante la Segunda Guerra Mundial. Y esto es posible gracias a la recuperación del archivo del Casal Català de Nova York, después de tres cuartos de siglo oculto en manos privadas. Allí se encuentran cartas, documentos y publicaciones de relevancia sin los cuales era hasta ahora difícil comprender por qué tres catalanes -Josep Carner Ribalta, Josep Maria Fontanals y Joan Ventura i Sureda- presentan a las Naciones Unidas una apelación en 1945, en San Francisco, en la que se pide la libre determinación de la nación catalana y la tutela de la Corte Internacional de Justicia para hacerla posible. Y lo que cuesta aún más de entender: por qué se presenta en nombre de 75.000 catalanes, por un lado, y por qué es recibida por el secretario de la conferencia y múltiples delegaciones de las naciones que participan, por el otro. Sorprende que la historiografía catalana no se haya hecho eco de ello. Por esta razón, una parte del libro es una reconstrucción de los hechos tratados como una investigación, y la otra es un anexo en el que se transcriben los documentos más relevantes que ayudan a entenderla. Así, se ofrece también como material de estudio para otros investigadores que estén interesados y quieran dar su valoración. 

El archivo del Casal Català de Nova York y toda la documentación relacionada con la apelación de los catalanes en las Naciones Unidas de 1945 se ha localizado en el fondo de Víctor Castells depositado en el Arxiu Nacional de Catalunya (o ANC) en 2018, y en el transcurso de esta investigación se ha informado de su relevancia histórica. Así, se ha investigado su origen y se ha constatado que pertenece a Carner Ribalta, que tiene también fondos en el ANC desde 1994. Por esta razón, actualmente la documentación está en proceso de revisión (y parece ser que de digitalización) para ser trasladado al fondo que le pertenece en los próximos meses. 

Mediante una cuidadosa contrastación de fuentes, el análisis se complementa con la exploración de las biografías de quienes pueden informar de la relevancia de esta actividad en el exilio, en nombre de Catalunya. Ya sea Carles Pi i Sunyer, como presidente del Consell Nacional de Catalunya de Londres, o Josep Irla, como presidente de la Generalitat de Catalunya desde el fusilamiento de Lluís Companys, el 15 de octubre de 1940. O bien Josep Tarradellas, como secretario general de Esquerra Republicana de Catalunya (o ERC) y luego sucesor de Irla al frente de la presidencia de la Generalitat. Pero estas fuentes parece que no ponen en valor la importancia de esta apelación, ni la actividad de los catalanes de Nueva York. De hecho, apenas la mencionan o, incluso, no hablan de ello. ¿Por qué? Es muy razonable pensar que se trata de vivencias separadas y en parte ignoradas, y esto justifica el olvido. Pero hay otras razones. Hay un choque de estrategias y desautorizaciones, que los citados presidentes no recogen en sus memorias o en los documentos que han permitido a otros investigadores reconstruirlas, por las razones que sean. En cambio, las memorias de dos de los catalanes de Nueva York que protagonizan este episodio de la historia, de Josep Carner Ribalta (de 1972) y de Josep Anton Gibernau (1982 y 1987), ayudan a atar cabos. Pero para terminarlas de comprender hacía falta este archivo, que las pone en valor, así como recuperar la memoria de lo que significa estar en una situación de represión y amenaza dentro de España para darse cuenta de que son importantes. Ellos nos dicen que trabajan la internacionalización del pleito catalán y lo hacen, en parte, junto a los servicios de inteligencia de Estados Unidos. Incluso, nos informan que diseñan varias veces la invasión de España durante la Segunda Guerra Mundial, y trabajan esta vía mientras es una opción. Pero, ¿por qué asumen este rol? Ésta es la pregunta. Pues bien, la documentación adjunta demuestra que se les da autoridad, y se les pide ejercerla desde Londres. Y luego reciben todo el apoyo de los catalanes de América. O casi todo, ya que ERC trabaja una estrategia de alianzas con el republicanismo español, que acaba convirtiéndose en la razón última de la desautorización de los catalanes de Nueva York, así como de la apelación que presentan a las Naciones Unidas y del olvido en parte deliberado de este episodio por parte de los historiadores catalanes.  

Desde el 28 de marzo de 1942 hasta el 15 de septiembre de 1945, la delegación catalana en los Estados Unidos era oficialmente un brazo del Gobierno catalán en el exilio que colaboró activamente con los aliados. Por esta razón, la apelación fue especialmente recibida, primero, por el Reino Unido. Después, los Estados Unidos de América. Y luego por múltiples delegaciones de otras naciones y por el propio secretario general de las Naciones Unidas, quien se comprometió a estudiarla. Incluso, la delegación del Reino Unido la hizo llegar personalmente al Vice-Primer Ministro británico. 

Ah, y hay otra pieza que se recupera. La idea nace como un proyecto de liberación nacional de los pueblos catalán y vasco, que entre los años 1941 y 1944 es una idea principal, y esto también se ha dejado arrinconado en el relato histórico. Hay un pacto secreto entre los presidentes de ambos gobiernos en el exilio que no se llega a consumar, porque la gran guerra toma otro rumbo. 

En esta línea, el libro expone las pruebas y las contradicciones de las diferentes reconstrucciones de los hechos, y trabaja el contexto histórico en que es necesario encajarlo. Pero, también, promueve la recuperación de la dignidad y el valor excepcional de estos personajes, que merecen ser reconocidos, por supuesto, como es debido. 

Asimismo, en el siglo XXI se dispone de mucha información asociada que permite repensar este capítulo de la historia y añadir nuevas piezas del tablero del juego de la geopolítica global que han quedado fuera de la conciencia colectiva. Por ejemplo, la relación de la desautorización del apelación con la aceptación del franquismo en 1945 y la ausencia de un juicio justo sobre los crímenes que comete, a pesar del evidente vínculo con el nazifascismo alemán y italiano, que sí se juzga y se condena. De esto y de otros temas trata este libro. Por otro lado, tal como lo hace la apelación, se traslada la atención al Tratado de Utrecht de 1713, cuando se impone la castellanización de la nación catalana y España hace de este derecho de guerra una misión histórica. Pero también se amplía el análisis hasta los hechos del 1 de octubre de 2017 y las represalias posteriores, en el marco de una inmunidad anómala de la justicia española que apunta a la soberanía malentendida de los estados sobre los pueblos que somete en el seno del derecho internacional. 

En 1945, después de una intensa etapa de exilio y represión, los catalanes vieron claro que había que hacer Catalunya libre y luego decidir cómo quieren ser gobernados. Por eso, había que recuperar y ejercer el derecho a la autodeterminación, con la inspiración de la Carta del Atlántico de 1941 que lo promueve para a todos los pueblos, sean grandes o pequeños. Y ellos avisaron: si no se hace, Catalunya no se librará de la persecución y la opresión española y se volverá a vivir una situación de violencia y revolución. Incluso con la restauración de la monarquía. Y así ha sido. Tenían claro este objetivo, pero el republicanismo político catalán no lo supo ver, o al menos no lo defendió. Al contrario, se plegó a decisiones geopolíticas externas que tienen que ver con el regreso de los Borbones y el autonomismo pactado con Josep Tarradellas. Y de esa correlación el orden internacional no reconoce la responsabilidad. 

Conviene aprender las lecciones de la historia, como la del exilio catalán durante la gran guerra y la claridad de ideas de los tres catalanes de Nueva York. 

George Carner, hijo de Josep Carner Ribalta, hace el prólogo del libro. Y en él aquí se transcribe una reflexión de su padre que resuena por su actualidad: 

Carner Ribalta siempre había defendido la unidad de propósito y de esfuerzos como movimiento para conseguir la libertad nacional, dejando de lado ideologías, partidos políticos y personalidades. Para él era cuestión de prioridades con un objetivo claro: la Independencia de Catalunya como nación propia. Una vez libres, los catalanes podrían competir política e ideológicamente en un campo democrático. 

Carner Ribalta vive de primera mano cómo trata España a los catalanes, ya sea en nombre de la Monarquía, la República o el Fascismo, junto, primero, a Francesc Macià y, después, al republicanismo catalán de antes, durante y después de la guerra civil española. Una mirada lúcida de quien sabe de qué habla y contempla con claridad cómo los catalanes han de conseguir, primeramente, su libertad para hacerse respetar ante España y el mundo. Y es más, si es necesario, exponiendo con toda su crudeza el pleito catalán ante las Naciones Unidas y todos los catalanes. Y los que no lo vean así, pues que se retiren y dejen pasar delante de la voz catalana a los que no tienen ninguna duda. 

Una historia aleccionadora, y una experiencia intensa haberla trabajada, y escrito. 

Andreu Marfull, 22 de febrero de 2021.

 

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