La hada Sólo-Un-Paso

Un día un joven llamado Juan iba de camino al lado de un río, y de repente escuchó... "¡Socorro-socorro!"...

Juan (que era muy valiente) fue corriendo al río, para ayudar a quien lo necesitara... Pero, ¿sabéis? Por más que miraba, no veía a nadie...

No sin dificultad, Juan vio a una criatura muy pequeña (más pequeña que mi mano), que flotaba encima de un tronco... Entonces se tiró al río, y la llevó a salvo a la orilla...

¿Sabéis qué era esa criatura? Una hada: muy pequeña y muy guapa... Pero a diferencia de casi todas las hadas, ésta no tenía alas en la espalda, y no podía volar...

"¿Cómo te llamas, y por qué eres tan pequeña?"...

Le preguntó Juan a esa pequeña hada... "Soy la hada Sólo-Un-Paso", contestó ella... "¿Y qué haces aquí?" (le volvió a preguntar Juan)... "El Rey de las Hadas me ha expulsado de mi país, y me ha quitado mis alas..."

Juan vio una ocasión de oro para pedirle un deseo (porque a todas las hadas hay que pedirles un deseo). Y eso es lo que hizo... Pero desgraciadamente, esa hada sólo tenía magia para concederle uno: ir al País de las Hadas ¡con un sólo paso! Sí, con una gran zancada...

El problema es que... Si iba allí ¡nunca más podría volver a su casa! ¿Creéis que a pesar de todo Juan quiso ir al País de las Hadas con una sola zancada?

Por supuesto que sí, porque era muy valiente... La hada le advirtió que sería una aventura muy peligrosa, porque el Rey de las Hadas era realmente muy malo... Por eso le aconsejó que fuera allí con un espejo de mano...

Como éste... Y le rogó que la dejara ir con él... Así que la pequeña hada se metió en un bolsillo de su camisa, y ¡Juan dio un gran salto! El mayor de toda su vida...

Entonces se puso a volar por el cielo... Muy-muy alto... Y atravesó bosques, y montañas, y desiertos... Y por fin llegó a un país muy lejano: ¡El País de las Hadas!

¿Creéis que allí le dieron la bienvenida? ¡Pues no! Sólo aterrizar, un dragón le lanzó una llamarada de fuego... Pero Juan puso su espejo así... Y el dragón desapareció... Luego vino un ogro con una enorme porra... Pero de nuevo Juan hizo así... Y éste desapareció...

Porque en el País de las Hadas, quien se mira a un espejo desaparece ¡como por arte de magia!

Entonces vino el Rey de las Hadas, con toda su pomposa Corte, y le preguntó: "¿Cómo osas entrar en mi país, mocoso?" Y Juan, que era muy valiente, contestó...

"Quiero que devuelvas a la hada Sólo Un Paso sus alas, su magia, y su tamaño normal"...

¡Uy! ¡Qué joven más descarado! ¡Esas no son maneras de hablar al Rey de las Hadas!... Por eso, éste se enfadó mucho, y cuando estaba a punto de convertirlo en una rana encantada, ¿qué creéis que hizo Juan?

¡Puso el espejo así!... Y el rey desapareció... En ese instante a la Hada Sólo Un Paso le volvieron a crecer las alas, recuperó su tamaño normal, y ¡ganó toda la magia del Rey de las Hadas! A partir de entonces, ella fue la Reina de las Hadas, y Juan fue su marido. Más conocido como "Juan Sin Miedo".

Moraleja: Audacia y sagacidad son garantía de éxito.

 

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