INVENTOS - TIEMPO LIBRE

            Es usual decir que el mundo occidental se encuentra inmerso en lo que se llama la "cultura del ocio". Ello no se contradice con el generalizado azote del "stress". En este capítulo intentaremos demostrar que en todas las épocas el ser humano ha pretendido emplear el tiempo libre para satisfacer las más variadas necesidades: evadirse de la rutina cotidiana, potenciar sus más elevadas potencialidades, dejar volar la imaginación, o pura y simplemente "matar el tiempo".

 

            Comenzaremos con el "tiempo libre" de los que más pueden disfrutar de él: los niños. Se han encontrado juguetes con más de 4.000 años de antigüedad en Mohenjo Daro (Civilización del Indo) y en Egipto. Los primeros consistían en modelos de carros arrastrados por bueyes, y los segundos en representaciones de figuras tipo muñeca (llamadas "ushabti") que posiblemente ejercían una función religiosa (de talismán), además de lúdica. En Grecia, las chicas, a la edad de 12 años, debía abandonar ritualmente sus muñecas y dedicarlas a Artemisa, diosa de la Luna y de la fertilidad.

 

Los aros (los modernos "hula hoops") aparecen en pinturas egipcias del 2500 aC. Los griegos construyeron las primeras cometas (en concreto, se le atribuyen a Arquitas de Tarento, un científico griego del siglo V aC.) Aunque parezca increíble, los antiguos egipcios fabricaban también, para sus hijos, avioncitos de madera, con una forma aerodinámica, y perféctamente capaces de volar.

 

            El ilusionismo y la magia blanca, otra de las actividades asociadas al disfrute del tiempo libre, tienen una antigüedad fabulosa. Ya en tiempos del faraón Keops, se dice que éste era entretenido por magos (este término tiene origen persa, y equivale a "brujo"). En Grecia y Roma un típico truco de magia consistía en tragar espadas. Curiosamente, el término "abracadabra" (encantamiento para curar fiebres) es conocido desde el siglo II dC.

 

            Pero, cómo no, la actividad recreativa más característica de la Antigüedad clásica es el teatro. La tragedia griega evolucionó a partir de la primitiva lírica coral (un poema, a menudo religioso, cantado y danzado por un coro), del tipo del "ditirambo" dedicado a Dionisos. Se dice que el diálogo (entre un actor y el coro) y la acción fue introducido por Tespis, pero fue Esquilo quien añadió un segundo actor hacia el 490 aC. La comedia nació poco después (hacia el 486 aC.), y con el tiempo se fueron incorporando más y más personajes (hasta 30 caracteres hacia el siglo III aC.)

 

            No pensemos que el coleccionismo es un patrimonio de nuestros tiempos: como prueba de su estatus los ricos y poderosos de Egipto, Mesopotamia y China atesoraban importantes cantidades de objetos preciosos. Pero fueron los griegos y los romanos los que llevaron la práctica del coleccionismo a su máxima expresión, a través de su sistemático uso del pillaje y del saqueo del mundo que les rodeaba. Es célebre el llamado "museo de Alejandría", donde podemos encontrar no sólo una de las mayores bibliotecas de la Antigüedad (se guardaban más de 100.000 rollos de papiro), sino también un zoo, un jardín botánico, un observatorio y varias salas de disección.

 

            Son también los griegos los popularizadores de las competiciones atléticas. Las primeras Olimpiadas se celebraron en la ciudad homónima el 776 aC. En un principio participaban atletas en busca de fortuna (no sólo aspiraban a la corona de olivo, el trofeo oficial, sino que a menudo recibían importantes premios en metálico o en especie), pero posteriormente la práctica del deporte se profesionalizó, llegándose a formar sindicatos en defensa de los intereses de los deportistas. En ocasiones, estas competiciones estuvieron envueltas en el escándalo. Por ejemplo, Nerón fue declarado vencedor de la carrera de carros en las Olimpiadas del año 67 dC. tras haber caído del carro y no habiendo acabado el recorrido. La excusa: "el augusto emperador sin duda hubiera resultado vencedor si hubiese podido acabar la carrera".

 

            Otros deportes que nos llegan de la Antigüedad son el polo y el fútbol. El polo (un aristocrático deporte ecuestre inglés) tiene origen en Persia: se practicaba desde al menos el 600 aC. Su nombre deriva del tibetano "pulu", la raíz de sauce con la que está construida la pelota. El fútbol era practicado en Egipto: los egipcios jugaban habitualmente a coger o golpear con el pie pelotas de paja recubiertas de piel. Los chinos jugaban un deporte similar hacia el 2000 aC., llamado "t'su chu" (literalmente: "golpear con el pie una pelota cubierta de piel"; ¿provendrá de este término chino la expresión "chutar una pelota"?). Fueron los legionarios romanos los que lo llevaron al norte de Europa. Hacia el siglo XII una variedad especialmente violenta se practicaba en Inglaterra, y desde ahí (como es bien sabido) se exportó al resto del mundo a finales del siglo XIX. Con el rugby se vuelve a los orígenes. En el terreno de juegos del colegio de Rugby (condado de Warwick), tiene lugar en 1823 un curioso incidente: un estudiante, durante un partido de fútbol, se empeña en coger el balón con las manos, llevándolo hasta detrás de la portería contraria. De esta curiosa manera nació el rugby, desgajado del fútbol cuando en 1863 este deporte adopte la regla imperativa de que "no se puede tocar el balón con las manos".

 

            Existen deportes (notablemente más sangrientos) que afortunadamente sólo son un recuerdo del pasado. Las luchas de gladiadores tienen origen etrusco, no romano, aunque como es bien sabido acabaron convirtiéndose en el espectáculo nacional de Roma. Los primeros combates de gladiadores tuvieron lugar en el mercado de ganado de la ciudad de Roma, el 264 aC., para conmemorar el funeral de varios aristócratas. Algunos esclavos fueron obligados a luchar entre sí para honrar a los muertos y entretener a los dolientes. Este despiadado espectáculo fue del agrado de los romanos durante más de 600 años: a mediados del siglo I dC., se celebraban luchas durante al menos noventa y tres días del año; hacia el siglo IV, dicha cantidad de días se había doblado. Particularmente sangrientos eran también los espectáculos de tauromaquia en la antigua Creta (hacia mediados del II milenio aC.), pues aunque no se pretendía matar al animal (como sucede en las modernas "corridas"), en ocasiones era el saltador (que brincaba por encima de los cuernos de la bestia) quien resultaba empalado; y lo que es peor: según parece, estos saltadores se trataban, en ocasiones, de niños. Otro deporte que no ha sobrevivido, por fortuna, es el juego de la pelota mesoamericano (practicado desde el II milenio aC.): éste tiene la peculiaridad de que los perdedores no sólo perdían el partido, sino también la cabeza.

 

            De la Antigüedad nos han llegado asimismo diversos entretenimientos comunes hoy día. Se han encontrado dados en Sumeria (3000 aC.) y en la Civilización del Indo (2300 aC.)  Los griegos eran unos grandes aficionados a ellos: el triple seis era considerado un augurio de buena fortuna. El emperador romano Claudio escribió un libro sobre el juego de los dados en el siglo I dC. El parchís tiene origen indio: los habitantes de este subcontinente se entretenían con un juego llamado "parchisi". Su evidencia histórica más antigua la encontramos asociada al emperador mogol Akbar (siglo XVI dC.), pero se sabe que los aztecas jugaban a un juego muy similar llamado "patolli". Como entre los griegos (con los dados), los aztecas otorgaban un fuerte sentido religioso al resultado final de la partida.

 

            Durante la Edad Media los nobles no sólo entretenían su ocio con las guerras y con las cacerías: también gustaban de enfrentarse en justas. Éstas no únicamente se saldaban con una pierna o costilla rota, sino que en ocasiones provocaban la muerte de alguno de los contendientes. Se dice que fue Ulrich de Lichtenstein quien popularizó este deporte en 1227, al deambular por Europa portando una peluca rubia y un vestido de mujer (expresión de la devoción a su dama).

 

Los juegos de naipes, a diferencia de las justas, sí que han dejado una huella en el mundo moderno. Son los chinos los que empezaron a jugar con ellos, hacia el siglo X dC. Los mamelucos egipcios los trajeron a Occidente (se han encontrado cartas egipcias del siglo XIII). Su baraja, como la empleada en España, tenía 52 cartas y cuatro palos: monedas, bastos, espadas y copas. Los naipes más antiguos de España están datados en 1371; nueve años más tarde los encontramos en el corazón de Europa. Fueron los franceses los que, a finales del siglo XV, crearon la baraja estandard utilizada en buena parte del mundo: diamantes, tréboles, picas y corazones.

 

También hemos de remontar a la Edad Media el actual juego del tenis. Hacia el siglo XII se practicaba en Francia un juego llamado "jeu de paume" (juego de la palma [de la mano]). Su nombre (tenis) deriva del francés "tenez", apócope de la frase que se empleaba cuando se servía la pelota: "tenez-vous prêt" (preparáos). Como indica su nombre, en un principio se jugaba sólo con la palma de la mano. Fue en el siglo XVI cuando se empezaron a usar raquetas. Se tiene un primer registro de este juego en Inglaterra en 1399.

 

La Edad Moderna no es rica en innovaciones, tal vez porque la devoción religiosa y las guerras de religión no lo permitían. Sólo cabe mencionar la novela. Las primeras ediciones masivas (de un mínimo de 1000 ejemplares) se publicaron en Venecia, por Aldus Manutios, en 1501. Para proteger sus ediciones contra copias desautorizadas estampaba en sus libros un símbolo que ha sobrevivido a la posteridad: un ancla y un delfín. Si bien desde la Edad Media ya existía un género de novela que podemos considerar popular (la "novela de caballerías", o "pastoril"), la novela moderna es cosa del siglo XVII. Se puede afirmar que la obra de Daniel Defoe "Robinson Crusoe" es el primer "best seller" que merece tal nombre. El libro de bolsillo (con cubierta de papel) nació en 1935, con la serie Penguin de Allen Lane.

 

En el siglo XVIII encontramos las primeras referencias del circo moderno. Su nombre deriva del Royal Circus de Londres, abierto por Charles Hughes en 1782. Es evidente que este espectáculo poco le debe al circo romano. En un primer momento sus principales atracciones eran números de animales domesticados, payasos y acróbatas. El trapecio es muy posterior: nació en el Cirque Napoléon de Paris en 1859. Curiosamente, la red fue incorporada por un grupo de trapecistas españoles: los Rizarellis, en un espectáculo celebrado en Londres en 1871. La escalada es contemporánea al período de la Ilustración. La primera ascensión de importancia tuvo lugar en 1786: dos nativos de Chamonix, Jacques Balmart y Michel Gabriel Paccard, coronaron el Mont Blanc.

 

Aunque los hoteles tienen hondas raíces (sólo hay que pensar en las "caravanserais" persas, extendidas a lo largo de las rutas comerciales), el primer hotel propiamente dicho nació en Exeter (Inglaterra) en 1770 (actualmente es conocido como el Royal Clarence). La agencia de viajes es un siglo posterior: Thomas Cook abrió su primera oficina en Londres en 1865. Su primera ruta turística fue el Rin romántico, resiguiendo el itinerario que décadas antes había recorrido Lord Byron. Cuando Thomas Cook murió, en 1892, su agencia se preciaba de poder enviar a sus clientes a cualquier parte del mundo.

 

¿Quién no ha "matado el rato", en una cafetería o mientras espera el autobús, rellenando un crucigrama? Pues bien, el primer crucigrama se publicó en el diario The New York World en 1913. Los juegos de mesa son, como su nombre indican, un buen colofón a un diálogo de sobremesa. El Monopoly fue diseñado por un desempleado de Pennsylvania (Charles B. Darrow), que en 1933 convirtió el mantel de la mesa de su cocina en una representación esquemática de Atlantic City. Tras una serie de fracasos en su comercialización (según se dice, por la existencia de 52 errores fundamentales en el desarrollo del juego), finalmente Parker Brothers compró los derechos en 1935. El Trivial Porsuit se basa en una idea muy sencilla: poner a prueba la vanidad de todos y cada uno de los que participan en el juego. Fue creado por los periodistas canadienses Chris Haney y Scott Abbott en 1979.

 

Finalmente nos ocuparemos de una serie de espectáculos de masas que, de una forma u otra, han moldeado las conciencias del hombre actual. Es por todos conocido que el cine tiene su origen en una sesión del Grand Cafe de Paris, celebrada el 28 de Diciembre de 1895. Los hermanos Lumière concentraron en un minuto una serie de escenas: los trabajadores saliendo de la factoría de su propiedad, una comida familiar, un gimnasta, un herrero trabajando y una locomotora dirigiéndose hacia la pantalla. Muchos espectadores quedaron tan espantados por esta última escena, que se escondieron debajo de sus asientos. La primera película sonora ("El cantor de jazz") apareció en 1927. El primer cartoon (dibujos animados), titulado "Humorous Phases of Funny Faces" fue realizado por Stuart Blackton en 1906. Sin embargo, el cartoon con letras mayúsculas nació con la factoría Disney: éste creó su personaje Mickey Mouse en 1928, con la película sonora "Steamboat Willie". El "abuelo" del comic es el personaje creado por Richard Outcault, en 1894, llamado Yellow Kid. Al igual que el crucigrama (véase más arriba)  apareció en The New York World. La disputa entre Joseph Pulitzer (propietario del New York World) y William Randolph Hearst (propietario del New York Journal) por la posesión de esta tira cómica se hizo legendaria. La primera transmisión de radio tuvo lugar en Pittsburg en 1920 (cubrió los resultados de las elecciones presidenciales de ese año), y la primera emisión televisiva se produjo en Nueva York en 1928 (la programación no era especialmente atractiva: gente hablando, riendo y fumando). El primer juego televisado ("Spelling Bee") fue emitido en 1938 por la BBC, y la primera teleserie ("Faraway Hill") llegó a las pantallas de los habitantes de Washington y Nueva York en 1946.

 

 

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